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Richard Martínez, ministro de Economía: “Ecuador ha tenido la apertura para dialogar con todos los grupos y revisar sus propuestas cuidadosamente”
El Gobierno presentó ayer (20 de julio del 2020) a los tenedores de bonos una solicitud e invitación formal para el intercambio de sus papeles por nuevos bonos, pero en mejores condiciones para el país.
Se trata de un paso más dentro del proceso de renegociación que se inició en junio.
El país tenía la aprobación del 45% de bonistas, pero en la última semana sumó más apoyos y ayer alcanzó el 53%, según el Ministerio de Finanzas.
Para llegar a un acuerdo final se necesita la aprobación del 66%, excepto en los bonos 2024, donde se requiere el 75%.
El plazo para la votación termina el 31 de julio. Para el 15 de agosto el Gobierno debe haber culminado el proceso con la emisión de nuevos bonos.
La propuesta del Gobierno es reemplazar los 10 bonos, que ascienden a USD 17 375 millones, por tres papeles nuevos con los que se reduciría el capital en USD 1 500 millones.
Finanzas explicó ayer (20 de julio de 2020) que se emitirá un cuarto bono para pagar los intereses no cancelados entre marzo y agosto por USD 911 millones.
Aunque el Gobierno aún no ha logrado el porcentaje requerido de aprobación, en los mercados internacionales el proceso de negociación, que cuenta con la asesoría de Lazar Frères, ha sido bien recibido, dice Ramiro Crespo, director de Analytica Investments.
Él señala que la percepción positiva del mercado se refleja en que los precios de los bonos ecuatorianos mejoraron.
Los precios casi se duplicaron entre junio y julio en relación a los precios registrados en marzo de este año.
La deuda que un país emite en bonos está en manos de inversionistas o tenedores, que compran los papeles directamente a ese Gobierno.
Pero estos bonos se pueden volver a vender a otros interesados a precios que fluctúan de acuerdo con las condiciones del mercado y a la calificación de riesgo del país emisor.
En el caso de Ecuador, los precios a los que se negocian los bonos registraron fuertes caídas desde que comenzó la pandemia del covid-19, pues los inversionistas temían que la deuda no sea pagada y, por ende, los bonos ecuatorianos se volvieron papeles cada vez más riesgosos.
En febrero, antes de la emergencia sanitaria, los inversionistas pagaban entre 90 y 80 centavos por cada dólar de deuda en bonos. En marzo, los precios cayeron a 20 y 25 centavos por dólar.
Desde que se inició el proceso de renegociación, la cotización mejoró. Ayer, por ejemplo, por un bono de Ecuador se pagaba 52 centavos por cada dólar de deuda.
Gonzalo Cucalón, gerente de la casa de valores Banrío, cree que la estrategia de Ecuador fue bien recibida porque el Gobierno comenzó comunicando que se sentaría a conversar en buenos términos y, después, anunció que ya contaba con apoyo de los inversionistas más grandes, como BlackRock o Ashmore.
Esto contrasta con la estrategia de Argentina. Este país comenzó anunciando a los acreedores cuánto estaba dispuesto a perder; es decir, impuso una cifra antes de negociar, dijo. “Por eso los acreedores han estado más reacios a ceder”.
Cucalón añadió que es posible que se hagan ajustes en el plan de Ecuador, sobre todo para lograr consenso con los tenedores de bonos 2024 donde se requiere 75% de apoyo.
El escenario para Ecuador también ha mejorado desde que los precios del petróleo se recuperaron, tras el desplome registrado en abril pasado, cuando el barril de crudo WTI cayó a valores negativos por el exceso de oferta.
Con la leve recuperación del precio del crudo, el indicador de riesgo país ha mejorado y está en niveles similares a los registrados antes de la emergencia sanitaria, explicó Gonzalo Paredes, docente de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.
No obstante, Ecuador sigue teniendo cerrado el acceso a nuevos préstamos en los mercados de inversión porque el riesgo país aún es considerado alto, dice. “Los inversionistas saben que Ecuador sigue teniendo problemas de liquidez, porque la deuda en bonos no es todo, hay otros compromisos que se deben pagar. Para que la deuda sea sostenible debe haber crecimiento económico y eso no se ve en el país”.
El riesgo país, que mide las probabilidades de que un país caiga en mora en su deuda, se ubicó en 2 729 puntos. Mientras más alta la cifra, el país es percibido como más riesgoso y el costo del crédito sube.