Madeline Delp, la reina en silla de ruedas de Estados Unidos, firma el convenio. Le acopañan Robert Franck, representante de la Fundación Jen Lee (izq.) y Álvaro Castillo, gobernador de Imbabura. Foto: Washington Benalcázar/ EL COMERCIO
El color azul de los ojos de Madeline Delp, la reina en silla de ruedas de Estados Unidos, adquieren un fulgor singular cuando habla de sus planes para ayudar a las personas con discapacidad.
La representante de belleza, líder de la Fundación Live Boundlees (Vida sin Límites), visita la provincia de Imbabura, situada en el norte de Ecuador. Este 2 de diciembre del 2019 suscribió un acta de compromiso con la Fundación Jen Lee, que fabrica en la ciudad de Ibarra prótesis para personas con discapacidad física, y la Gobernación de Imbabura.
“Mi mayor sueño es que todos tengan una vida plena. Que puedan cumplir sus metas. Que haya oportunidades de estudio, de trabajo y de equipamiento para la gente con diferentes discapacidades”. Así comentó Madeline Delp, previo a la firma del documento.
Madeline Delp quedó parapléjica tras un accidente de tránsito cuando tenía 10 años. Foto: Washington Benalcázar / EL COMERCIO
El acuerdo prevé que las tres organizaciones trabajen en forma conjunta para fomentar que los ciudadanos con limitaciones físicas tengan acceso a una vida cotidiana plena y al deporte. También planean crear una fábrica de sillas de ruedas, para generar fuentes de trabajo en la provincia. E impulsar la comercialización de prótesis a precios módicos.
Según Delp, se trata de un proyecto que iniciará en Imbabura y que luego se espera expandir por Ecuador y otros países. Escogió a la ‘Provincia de los Lagos’ porque le recomendaron unos vecinos de su natal Carolina del Norte, que apoyan a la Fundación Jen Lee. Pero, también pesó su dominio por el idioma español y la esperanza que el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, apoye esta iniciativa tomando en cuenta que también es una persona con discapacidad.
La activista de cabello rubio quedó parapléjica tras un accidente de tránsito cuando tenía 10 años. Confiesa que sufrió etapas de depresión. Pero, tras ganar la corona el año anterior se siente feliz y comprometida de ayudar a personas con limitación física, pero que no tiene apoyo para seguir adelante.
La estadounidense también se reunió con el grupo Ruedas sin Fronteras, integrado por deportistas con discapacidad física de la capital de Imbabura. A ellos les entregó 15 sillas de ruedas acondicionadas para actividades deportivas.