Bogotá. AFP
Los videos que muestran a una decena de rehenes de la guerrilla colombiana de las FARC, encadenados, demacrados y enfermos, constituyen un angustioso llamado a la comunidad internacional para que no se olvide de su drama. Así lo afirman sus familiares.
“La comunidad internacional parece haberse olvidado del drama de estos militares y policías que se están pudriendo en la selva. Es como si después de la liberación de los políticos, de los tres norteamericanos y de Íngrid Betancourt no les importara nada más”, dijo Margarita Sánchez, de la asociación de familiares de policías y militares secuestrados (Asfamipaz).
La reacción de los familiares de los 24 rehenes que siguen en poder de las FARC es de impotencia y de dolor, ante la suerte que corren sus familiares.
Esas sensaciones se agravan con cada segundo de secuestro. Pero se vuelven aún más punzantes cuando se conocen imágenes como los videos interceptados a la guerrilla y que fueron divulgados por el Ejército colombiano, tras interceptarlas a un supuesto correo de la guerrilla, en cercanías a la ciudad de Villavicencio (100 kilómetros al sureste de Bogotá) .
“La verdad es triste decirlo, pero no lo reconocí cuando lo vi en el video. Se ve bastante viejo, agotado, irreconocible. Es casi un anciano”, dijo Olivia Solarte, madre del policía Jorge Trujillo, uno de los 10 rehenes a los que corresponden las imágenes.
Las FARC llegaron a tener cerca de 72 rehenes, pero la lista se redujo dramáticamente en los últimos tres años, tras varias liberaciones y fugas además del rescate en julio de 2008 de 15 de los considerados rehenes más valiosos: la colombo-francesa Íngrid Betancourt y los estadounidenses Marc Gonsalves, Thomas Howes y Keith Stansell.