El regalo para los niños se planifica y no es un premio

Doménica, de 5, tiene una sala con castillo y resbaladera, donde ordena sus juguetes. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Doménica, de 5, tiene una sala con castillo y resbaladera, donde ordena sus juguetes. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Doménica, de 5, tiene una sala con castillo y resbaladera, donde ordena sus juguetes. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Melina era la única hija hasta que cumplió tres años de edad. También ‘reinó’ como la única nieta y sobrina hasta el nacimiento de su hermana Doménica. Todos los regalos eran para ella, cuenta su madre Gabriela Mora. “Tras nuestras salidas siempre volvía a casa con un obsequio”.

Eso cambió cuando un día se propusieron compartir en familia y la niña reclamó su juguete, como de costumbre. Así, sus padres se dieron cuenta de que la estaban convirtiendo en una ‘acumuladora’.

Melina, hoy de 8 años, tenía una muñeca en brazos el lunes pasado (9 de diciembre del 2019). “No elegía bien mis juguetes”, reconoció. La muñeca que abraza es su favorita, un regalo de su abuela, en la que se nota el paso de los años. Ella no la suelta hasta que se duerme.

En estos días, antes de Navidad, las familias empiezan a comprar regalos a los niños, principalmente juguetes. Psicólogos dan varias recomendaciones para evitar la acumulación de objetos, que a la corta o a la larga no se usan. Coinciden en que lo ideal es que los chicos saquen el máximo provecho a todo lo que tienen.

El juego y los juguetes son básicos para el desarrollo, señala Daniela Ziritt, psicóloga del centro de tratamiento Oasis Bienestar y Salud. Pero –anota– los pequeños buscan jugar de manera natural con cosas de su entorno, para representar lo que necesitan.

Eso lo corrobora Karina Terán, madre de una niña de 8 y de un niño de 2. Isabella tiene más juguetes que su hermano Felipe, pero en un momento determinado del día ambos juegan con el control del televisor, botellas, llaves, etc.

Los juguetes a los que los chicos les prestan poca atención
–explica Ziritt– no les permiten expresar lo que quieren.

La decana de Psicología de la Pontificia Universidad Católica, Paulina Barahona, añade que por esa razón es importante hacer una buena elección, de acuerdo con los intereses del niño. Pero con el criterio adulto de los padres.

Meses antes de diciembre –sugiere la psicóloga Ziritt– los padres deben evitar comprar juguetes a sus hijos, pues en esta época los recibirán de varias personas. Lo recomendable en Navidad -sostiene- es que den un solo regalo, algo que hayan pedido tiempo atrás.

Es importante -enfatiza Ziritt- que el juguete no se convierta en el premio por todo lo que los niños hacen bien. Por la buena conducta, los chicos también deben aprender a recibir paseos en el parque, salidas al cine y más acciones que impliquen compartir tiempo.

En Quito y Guayaquil funciona la Clínica del Juguete, donde se especializan en reparaciones. Así -relata la propietaria del lugar, Shirley Ordóñez- ha conocido a niños cuyos padres no les dan tiempo, que tienen mucho dinero y por eso compensan todo con juguetes en cantidad.

“Los chicos se refugian en un juguete y crean afectos tan fuertes que no lo dejan en años, pese a tener muchos artículos más”. Por eso, cuando se dañan los padres buscan repararlos.

Con esto coincide la terapeuta infantil del Centro de Bienes­tar Psicológico Escucharte, Andrea Quinteros. En esta época, más que en el resto del año, los niños acumulan por decisión de los adultos. “A veces tratan de darles todo lo que piden para compensar el tiempo que están ausentes”.

En esta época -reflexiona Quinteros- aunque no hay una regla establecida, un juguete es suficiente para un niño de hasta 3 años. Los más grandes pueden recibir entre dos y tres, como máximo. Y los padres deben involucrarse y participar, jugar con los hijos.

La psicóloga Barahona recomienda elegir juguetes según cada edad, que desarrollen capacidades en los niños. Incluso los que no tienen un fin educativo dejan una enseñanza. “Depende del discurso con el que el juguete se introduzca en el mundo del niño”.

Mishell Méndez calcula que su pequeña Ana Paz, de 3, tiene unos 200 juguetes, entre muñecas, juegos de té, animales, objetos didácticos y otros. Ella procura comprarle cosas que le sean útiles, pero asegura que no puede controlar los obsequios de familiares.

Así que Ana Paz, de 3, tiene juguetes educativos pero también otros que están de moda. “La afición por los últimos no le dura mucho tiempo”, admite la madre. Cree que eso tiene que ver con la edad, ya que en este momento se entretiene con cualquier cosa.

No olvide

La elección del juguete depende de los gustos del niño, pero la decisión debe ir acompañada del criterio del padre.

La edad es un factor a tomar en cuenta al comprar un regalo. En la primera infancia no necesitan tecnología.

Guardar juguetes en vitrinas, a manera de colección, no es recomendable. Los niños deben usar sus juguetes.

Los chicos más pequeños juegan naturalmente con lo que ven en su entorno. No necesitan juguetes ­sofisticados.

Los padres deben compartir el tiempo de juego con el hijo, dar un sentido al objeto y que no solo sea almacenado.

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