Refugiados sirios piensan en abandonar Alemania por miedo y desilusión

Un grupo de niños juega en el nuevo centro para refugiados situado en el Punto de Contacto Central para los solicitantes de asilo de Sajonia-Anhalt en Halberstadt (Alemania) el 7 de marzo de 2016. Foto: EFE

Un grupo de niños juega en el nuevo centro para refugiados situado en el Punto de Contacto Central para los solicitantes de asilo de Sajonia-Anhalt en Halberstadt (Alemania) el 7 de marzo de 2016. Foto: EFE

Un grupo de niños juega en el nuevo centro para refugiados situado en el Punto de Contacto Central para los solicitantes de asilo de Sajonia-Anhalt en Halberstadt (Alemania) el 7 de marzo de 2016. Foto: EFE

Uno recibió un botellazo en un tren. A otro lo despertaron en plena noche tres hombres armados con palos de madera. A otra refugiada, un desconocido le arrancó el velo en la calle.

Un año después de haber huido de su país, devastado por la guerra, para llegar a una Alemania que imaginaban hospitalaria, algunos refugiados sirios han sido víctimas de tanto rechazo que están pensando en volverse a ir.

“Es horrible aquí” , explica Fares Kassas. “El hombre me tiró la botella justo cuando las puertas [del tren] se cerraban. No pude hacer nada”, se lamenta este sirio que obtuvo asilo en Alemania pero que ahora quiere ir con sus padres a Turquía.

“Estoy tan nervioso que ahora tengo problemas en el estómago”, asegura por su parte Mohammad Alkhodari. Desde que vio pararse un coche delante de él con un grupo de hombres dispuestos a pelearse, este higienista dental se niega a salir de su casa después de las seis de la tarde.

Estos dos sirios llegaron a Sajonia, un estado regional de la antigua RDA comunista donde el número de actos violentos cometidos por militantes de extrema derecha se triplicó el año pasado, de 235 en 2014 a 784. El 3 de octubre, la canciller Angela Merkel fue abucheada por su política de acogida a los migrantes durante las celebraciones de la fiesta nacional.

“Las regiones del este no son buenas para los refugiados. Es difícil encontrar alojamiento, no hay trabajo ni contacto con los habitantes”, considera Alkhodari, que busca desesperadamente mudarse al oeste de Alemania.

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