Olga Imbaquingo R. Corresponsal en Nueva York
Lo dice la experiencia: no es lo mismo hacer campaña que gobernar. Solo 200 días bastaron para que el presidente de EE.UU., Barack Obama, empiece a saborear la parte amarga del poder.
¿La luna de miel terminó? El analista del Washington Post, Michael Gerson, piensa que sí, y Ron Brownsted, del National Journal, cree que la popularidad del Presidente ha caído a un 50% porque “ha fallado en convencer a muchos votantes que le dieron el derecho a la duda”.
La economía, pese a la estabilidad que empieza a mostrar el sistema financiero, todavía tambalea fuertemente, el desempleo aumenta y disminuye la confianza de los consumidores. Además están la guerra en Afganistán y la reforma al sistema de salud, que se ha convertido el monstruo de 100 cabezas de la Casa Blanca.
Obama ofreció durante la campaña una reforma, porque 46 millones de personas están marginadas de la cobertura. Una vez que la propuesta está sobre la mesa, los republicanos y demócratas conservadores lanzan ollas y platos contra el plan -que incluye una cobertura general y la prohibición de que los seguros nieguen la afiliación a algún paciente- y contra el Mandatario.
Varios errores se han cometido: Obama no presentó la propuesta. Dejó que la elaboren el Congreso y el Senado. No atacó rápidamente a la desinformación que se empezó a propagar; y fue “ingenuo” al pensar que lograría el apoyo republicano.
La analista Jane Hamsher quiere acallar las críticas con este argumento: “Los demócratas tienen los votos suficientes”.
Fue el poderoso senador republicano Chuck Grassley quien dijo que él no votará a favor de una reforma, “aunque esta pueda ser muy buena”. En otro momento dijo que “no deberíamos tener un Gobierno que promueve un plan para decidir cuándo quitarle la vida a la abuela”. Desde entonces muchos conservadores dan
por hecho que Obama promueve la eutanasia.
Obama se está jugando la suerte y el futuro de su período con esta reforma, que los seguros médicos junto con los republicanos echaron abajo en tiempos de Bill Clinton. Todo se complica porque el país está a menos de un año de comenzar un nuevo proceso electoral, pero Stephen Webber, del Programa International Policy Attitudes, asegura que el Presidente “aún es la figura política más popular, más que cualquier republicano”.
Rumores, desmentidos
El presidente Obama intentó el sábado, en su discurso semanal por radio e Internet, salir al paso de los que llamó “escandalosos mitos” sobre su plan de reforma de salud, con el fin de tomar el control de un acalorado debate que ha reducido el apoyo de su mayor prioridad política a escala doméstica.
Los republicanos acusaron al Presidente de entregar falsa información. “Hoy quiero pasar unos minutos derribando algunos de los mitos más escandalosos que circulan en Internet, la televisión por cable y que han sido repetidos en los municipios de todo el país”, dijo en su discurso. “Comencemos con la falsa afirmación de que los inmigrantes ilegales tendrán cobertura. Eso no es cierto (…). Esa idea nunca fue considerada. Algunos también dicen que se aprobará la cobertura para realizar abortos. También es falso”, aseveró el Mandatario.
Obama expresó su conmoción por los persistentes rumores de que supuestos ‘paneles de la muerte’ administrados por el Estado decidirán si ancianos enfermos recibirán asistencia para salvar sus vidas o no. “Tal como cada persona creíble ha dicho, no existen los llamados ‘paneles de la muerte’, una noción ofensiva para mí y para el pueblo estadounidense”. Reuters