En la feria de fuegos artificiales, los explosivos se venden con vigilancia policial. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Lavar la herida con abundante agua fría y no taparla. Esta es la primera recomendación que daba el médico Pablo Sánchez cuando hablaba de las quemaduras causadas por juegos pirotécnicos. En la mañana de este domingo, 28 de diciembre, este doctor atendía en el servicio de emergencias del Hospital Enrique Garcés, en el sur de Quito, y aseguraba que desde Navidad no han tenido registros de personas afectadas.
En urgencias y el área de quemados del Eugenio Espejo, uno de los centros públicos más grandes del país, ocurría igual.
Allí, las horas más críticas están entre la noche del 31 de diciembre y la madrugada del 1 de enero. Pero los médicos de esas áreas esperan que esta vez los casos sean muy pocos.
Precisamente, la madrugada del 1 de enero del 2011, Manuel Cantos quedó herido mientras intentaba prender una camareta. Aparentemente la mecha del artefacto se apagó durante su uso. En ese momento el joven recogió el explosivo del suelo y este explotó en sus manos mutilando parte de sus dedos meñique y anular. “Quisiera que nadie sufra lo que yo viví. Cuando miro atrás no puedo creer que el gusto de ver unas lucecitas hizo que perdiera mis dedos. No hay justificación para usar estos explosivos”.
Con el propósito de evitar estos accidentes, la Policía, Cuerpo de Bomberos y la Secretaría de Gestión de Riesgos iniciaron una campaña para evitar el uso de juegos pirotécnicos.
Además, se intensificó el decomiso de este material. Únicamente entre el 1 y el 23 de diciembre, en el país se incautaron 6 toneladas de fuegos artificiales e insumos para su fabricación. En los controles se allanaron más de 15 casas.
En Imbabura, por ejemplo, agentes de Inteligencia dicen que en dos casas de Ibarra y Otavalo detectaron 19 torpedos, 12 voladores, mechas artesanales, 12 volcanes, seis sacos con mechas, objetos cilíndricos y material explosivo (pólvora negra, amarilla y blanca).
Según los policías, en estos lugares no tenían los permisos para la elaboración y expendio.
En Guayaquil, de acuerdo con información emitida por los hospitales Roberto Gilbert y Luis Vernaza, la implementación de actividades de control redujo “considerablemente” la cantidad de personas quemadas por fuegos artificiales.
De hecho, en un video difundido por agentes Antiexplosivos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) se ve cómo una carga encendida destruye los manos de un maniquí y una parte de su brazo. Sobre las imágenes aparece el mensaje: los explosivos tipo pirotecnia no son juegos de niños.
Este material audiovisual se difunde permanentemente en las redes sociales y en espacios televisivos, además una persona afectada da su testimonio.
La jefa de la Unidad de Quemados del Hospital de Niños Roberto Gilbert, Ana Soria, señaló que en el 2012 allí se reportaron 33 casos de este tipo. “Esta cifra bajó en el 2013 a 21 y en lo que va de este año apenas hemos tenido ocho casos”. Cifras oficiales de esas dos casas de salud señalan que el 60% de quemaduras por artefactos explosivos es causado especialmente por camaretas.
Amelie Cedeño, estudiante de 24 años, quien sufrió quemaduras de tercer grado en su brazo derecho justamente por una camareta, sostiene que “aunque ya no hayan tantos perjudicados, todavía existen personas que intentan vender esta mercadería ilegalmente”.
Una de las estrategias para erradicar la venta ilegal de material explosivo de fabricación artesanal es la ejecución, por ejemplo, de la segunda Feria de Juegos Pirotécnicos.
Alex Andrade es uno de los organizadores y dice que los materiales usados en la elaboración de artefactos explosivos artesanales representan un riesgo. “La mala calidad de estos originó decenas de accidentes en años anteriores. Por ello se optó por expender artículos que cumplan estándares de calidad y de seguridad”.
¿Cómo hacer más seguro este material? El empaque de fibra de vidrio del que está cubierto impide que agentes contaminantes dañen el producto y por ende no se producen detonaciones inesperadas.
La feria, ubicada en explanada del estadio Monumental, se extenderá hasta el 31 de diciembre y alberga a 300 comerciantes minoristas. Los representantes del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil enfatizaron que no participarán de esta feria, debido a que la entidad no está de acuerdo con el expendio de explosivos.
El jefe del organismo, Martín Cucalón, señaló que la entidad no comparte esa iniciativa, porque “el uso de pirotecnia de cualquier tipo puede causar daños graves”. Sin embargo, en caso de presentarse una emergencia en el lugar, los bomberos prestarán sus servicios.
Eso es lo que ocurrió cuando Manuel Cantos quedó herido. Ahora él tiene 19 años. Esta semana, su padre José recordaba cómo ocurrió todo. “Espero que todos los esfuerzos que se hacen sirvan para que las personas no cometan el error de comprar explosivos”.
RECOMENDACIONES
Los organismos de socorro piden que los explosivos sean manipulados solamente por personas certificadas.
El material emana gases tóxicos que pueden causar daños irreversibles. Manténgalo en áreas abiertas.
No coloque en maletas, bolsos o bolsillos. Pueden causas un accidente con heridas o quemaduras.
Aunque parezca apagado no se acerque; puede ser que la mecha aún esté encendida y puede activarse.
Si el cargamento está expuesto al sol o al calor intenso pueden explotar. Manténgalo en un lugar fresco.
No los coloque en monigotes de fin de año. En el momento de ser quemados pueden causar lesiones masivas.
Si conoce personas que tienen cargas sin permiso de las autoridades denuncie al
1800 335 486.