Contacto por redes sociales con extraños es una vía de riesgo

La fiscal Yoli Pinillo llevó el caso de Érick y Ángel. En 7 denuncias de violación que indaga, todo empezó en las redes. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO

Ese clic para aceptar a un nuevo amigo en Facebook lo llevó a una pesadilla. Su chat se llenó con insistentes mensajes y también su WhatsApp, al número que publicó en la red.
Érick (nombre protegido) tenía 12 años cuando fue acosado por Internet. Detrás de la pantalla había un supuesto médico, que pedía fotos de sus partes íntimas, para detectar una presunta enfermedad.
“Después le insistía en un encuentro y le sugería prácticas de sexo oral”, relata el padre del niño. El pequeño se vio atrapado en el chantaje y huyó de casa para un peligroso encuentro con su acosador.
Las redes sociales pueden tejer trampas contra niñas, niños y adolescentes. La fiscal Yoli Pinillo, coordinadora de la Unidad de Violencia de Género en Guayas, dice que los agresores disfrazan sus perfiles, fingiendo ser conocidos.
Con manipulación obtienen fotos y videos de sus víctimas para luego extorsionarlos. “Muchos delitos ligados al uso de medios electrónicos pueden llevar a otros mayores: violación, abuso, incluso pueden existir redes de pornografía o trata”, detalla la fiscal.
Quien perseguía a Érick fue capturado el día del encuentro y acusado de contacto con finalidad sexual con menores por medios electrónicos. Su padre alertó a la Dirección de la Policía Especializada para menores (Dinapen), en Guayaquil, y lograron detenerlo en un bus interprovincial.
En su teléfono hallaron aterradoras imágenes de violaciones. “Por el caso de mi hijo le dieron ocho meses de cárcel. Pero su familia reconoció al niño de un video. Era su vecino”.
A 105 kilómetros, en Los Ríos, Hugo (nombre protegido) vivió un infierno junto a su casa. Todo empezó en Facebook, cuando el niño de 11 años envió una foto sin camiseta a su agresor, supuestamente pedida por una amiga. La imagen fue utilizada para amenazarlo.
Christian Espinosa, director de Cobertura Digital, ha dado charlas de manejo de redes sociales a más de 5 000 colegiales. De su experiencia concluye que los chicos viven un nuevo tipo de analfabetismo digital: no detectan perfiles falsos y su concepto de amistad está ligado al contacto por Internet.
“De cada 10 chicos al menos siete dicen que algún extraño les escribió. De los siete, la mitad responde. Y de ellos, la mitad se reúne. Si no hay control, es como si los padres abrieran a extraños, una puerta trasera en el cuarto de sus hijos”.
Cuando Hugo reveló a su madre las agresiones, su atacante fue sentenciado a 29 años y cuatro meses por violación. El padre de Érick sigue otro proceso por pornografía, por las imágenes de su celular.
Esa información puede llegar a páginas de pedófilos que se camuflan tras palabras o símbolos clave, como afirma Edwin Escobar, encargado de la Dinapen en la zona 8. Otros usan la Internet profunda, a la que se accede solo por softwares. “Estos casos se coordinan con otros países y hay alertas de sistemas informáticos”.
El Departamento de Seguridad de Estados Unidos emitió dos alertas a Ecuador en este año por la activación del Child Protection System. El programa detecta conexiones con contenido de pornografía.
En septiembre, un profesor fue detenido en Ibarra por descargar más de 500 archivos con contenido sexual de menores. A inicios de este mes fue detenida otra persona en Guayaquil. El ciber al que acudía dos veces por semana atiende a medias; sus cinco computadoras fueron incautadas.
La Fiscalía de Delincuencia Organizada Trasnacional e Internacional detectó el uso de un software para intercambiar material ilícito. Esta unidad también indaga al agresor de Érick y Hugo, que era enfermero de un área pediátrica. Los niños han crecido en medio de ayuda psicológica y luchando contra ideas suicidas.
Cuatro ciberconsejos para padres e hijos
Limpieza de cuentas. Las redes permiten manejar la opción de privacidad. Los padres deben estar en los contactos de sus hijos.
Entrenarse para detectar perfiles falsos. Hay que analizar la información publicada en las solicitudes. Algunos suplantan a conocidos.
Si hay contacto con extraños es aconsejable sacar capturas de pantalla para denunciar esos perfiles y no ceder ante sus pedidos.
No dejar rastros. No excederse en publicar historias que den pistas de cada paso. No poner números telefónicos en las redes.