Presentación de la mesa de Desarrollo Sostenible y el Cambio Climático del Acuerdo Nacional, este viernes 7 de junio del 2019. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Una botella de plástico puede navegar 1 184 kilómetros por el océano Pacífico hasta llegar a las islas Galápagos. Cerca del 32% del plástico que se acumula en el archipiélago proviene de la cuenca del río Guayas.
Norman Wray, presidente del Consejo de Gobierno de Galápagos, ejemplificó de esta forma el impacto que pueden tener las acciones humanas, sin importar las distancias. Él fue asignado para dirigir el Acuerdo Nacional en el eje de desarrollo sostenible y cambio climático.
El diálogo se abrió este viernes 7 de junio de 2019 en Guayaquil. Dos de sus puntos fuertes se enfocan en la creación de incentivos verdes para las empresas y la asignación de recursos para que los Gobiernos Autónomos Descentralizados prioricen las obras de saneamiento.
“El sector productivo y empresarial tiene en sus manos, en una alianza con el Gobierno Nacional, la posibilidad de invertir en innovación en su cadena productiva para cumplir con un tema clave como la economía circular”, dijo Wray. Esto implica la reutilización y el reciclaje en los procesos productivos. Sin embargo, añadió, solo el 6% de los desechos pasa por un proceso de reciclaje.
Yolanda Kakabadse, exministra de Ambiente y exdirectora del Fondo Mundial para la Naturaleza, fue parte de esta primera mesa. En su intervención pidió hablar de una crisis climática. “No podemos creer que simplemente es un cambio. El cambio es demasiado dramático y tenemos que llamar a las cosas por su nombre”.
Para Kakabadse, esta amenaza climática se enfoca en el manejo del agua, de la agricultura, en las políticas energéticas, en el uso de suelo… “Hay que romper con ese esquema de ampliar la frontera agrícola, dejando atrás tierra degradadas y talando bosques. Es un proceso destructivo”.
Como parte de esta emergencia climática, Kakabadse también se refirió al desperdicio de alimentos en el mundo. Para graficarlo dijo que si la pérdida de alimentos fuera un país sería el tercer mayor emisor de gases contaminantes, después de China y Estados Unidos.
“Una tercera parte de los alimentos que producimos en este planeta se va a la basura. Y, al mismo tiempo, 800 millones de personas se van a dormir cada noche sin comer. El desarrollo sostenible también es ética, son principios morales y de solidaridad con el resto”.
La producción de alimentos deja otras huellas. Y una muestra está en el uso del agua. En el país hay cerca de 30 000 concesiones para uso de agua en sectores de producción agrícola. Es agua para riego, que suele contaminarse por la excesiva aplicación de químicos para los cultivos y los desechos que son tratados previamente; Wray aseguró que el 56% de aguas residuales no son tratadas en el país y llegan directamente a ríos, quebradas y acequias.
Hoy se recuerda del Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año cerca de 600 millones de personas se enferman tras comer alimentos contaminados por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas.
María Marcela Arévalo es de Quinsaloma, un cantón agrícola de Los Ríos. Ella integra la junta de riego y drenaje comunitario Gracias a Dios. “Estamos seguros que con el Acuerdo Nacional mejoraremos la productividad, tecnificando el riego, planificando la producción”.
El vicepresidente de la República, Otto Sonnenholzner, recordó que entre las estrategias verdes se piensa impulsar desde el Gobierno la reducción del uso de pesticidas en los cultivos. Además, dijo que mantienen el apoyo a planes movilidad eléctrica, como la Aerovía y los buses eléctricos de Guayaquil, y el metro de Quito; y la reducción de aranceles a la importación de autos eléctricos, anunciada en esta semana.
Sonnenholzner también reiteró el apoyo con recursos desde el Estado para las prefecturas y municipios que tengan entre sus planes la ejecución de obras para alcantarillado, agua potable y recolección de desechos.
Y se refirió a la minería. Dijo que el desarrollo de este sector es inminente en el país y que, desde el Gobierno, se busca la organización y el cumplimiento de las leyes por parte del Ministerio del Ambiente para evitar impactos sobre fuentes hídricas y zonas protegidas. “Si no lo organizamos vamos a tener lo que tenemos en Buenos Aires (en el cantón Urcuquí, en Imbabura) en el resto del Ecuador. Esa es mi preocupación”.
María Eugenia Moreno se unió al diálogo en representación de la empresa que aplica prácticas verdes, como la remediación, el reciclaje y la economía circular para producir con conciencia ambiental.
Explicó que han trabajado en la recuperación de materiales desechados en la Amazonía, como las piscinas de ripio de perforación transformadas en suelo que ha sido reforestado; y la recuperación del crudo desechado, que ahora es usado como combustible en procesos alternativos.
También han aplicado el reciclaje de plásticos de alta densidad para crear tableros que reemplazan a la madera y que aportan a la conservación de los bosques. “El procesamiento de 65 toneladas de plástico equivale a salvar, aproximadamente, 975 árboles, que pueden captar 731 000 kilogramos de carbono”.