Eduardo Brik. Pdte. de la Asociación Española de Estudios Migratorios y Psicoterapia Transcultural
Roxana Cazco, corresponsal en Madrid
Se supone que la reagrupación familiar es el final feliz del proceso migratorio, ¿pero qué pasa en realidad?
Primero aclaremos que la reagrupación debe ser tratada de forma global, desde sus aristas política, jurídica, social, psicológica y familiar. Si se contempla de forma separada es un error. No siempre la reagrupación es producida por un deseo expreso de los padres sino porque la familia que los acoge en Ecuador ya no puede con los chicos y presiona. Hay problemas de comportamiento o la situación económica ha variado. Entonces, no se gesta con mucha iniciativa de los progenitores.
¿Es frecuente la conducta problemática de los hijos de inmigrantes?
Especialmente cuando se los deja en etapa preadolescente o adolescente. Los tíos, abuelos no les ponen límites, les dan de todo. En otros casos, los niños quedan muy solos y hemos visto alguno que llegó a ser niño de la calle. Todo eso genera una conducta problemática. Si hubo una separación de cinco años los hijos los desconocen, aunque les llamen por teléfono o les envíen dinero.
¿Qué situación psicológica pueden llegar a vivir los inmersos en una reagrupación?
Estrés en el adolescente que se va a ir, temor a la pérdida, inseguridad, incertidumbre y hasta depresión. En los padres, angustia, ansiedad, no saber cómo es su hijo después de muchos años, temor a desvelar secretos de la historia familiar. Es un cambio estructural importante para todos.
¿Por qué está aquí?
Su trayectoria. Es un psicólogo especializado en Psicoterapia Transcultural, Terapia de Pareja y Familia, alcoholismo y otras drogodependencias.
Su punto de vista. Para que la reagrupación familiar funcione, es necesaria una preparación previa de todas las partes.
¿Qué pasa cuando el menor que se reagrupa con sus padres llega a España?
En algunos casos se recuperan vínculos truncados. Si un chico de 15 años viene en contra de su voluntad puede enfrentar una crisis brutal. A esa edad ya tiene vínculos fuertes con quienes ve como padres (tíos, abuelos) y sus amigos. Se truncan esos apegos y el menor ve un futuro incierto con una madre a la que no reconoce ni respeta. Y hay quienes tienen en mente una migración provisional porque han dejado en Ecuador vínculos más fuertes que con sus padres.
Esa falta de preparación de los padres, ¿cómo afecta a los reagrupados?
Los padres no ejercen una paternidad proactiva, no hablan con ellos ni tienen tiempo para ellos por el trabajo. Pasan muy solos o incluso el hermano mayor tiene que hacerse cargo de los menores, le dan tareas de adulto, pero no lo es. Además, muchos llegan a barrios y colegios donde se sienten discriminados por la etnia o los rasgos físicos. No los han preparado para enfrentar esa discriminación y se aíslan o solo se juntan con ecuatorianos.
¿Qué problemas más comunes ha visto a través del Programa de Intervención con reagrupados y reagrupantes que lleva a cabo su asociación?
Fracaso escolar, rechazo a los padres, manipulación hacia la madre, problemas de drogas, alcohol. Las madres no saben cómo ejercer su papel porque sienten la culpa de haberles dejado y tratan de compensarles sin límites. Los padres siguen viviendo el esquema del país de origen donde el hijo tiene que hacer lo que ellos dicen -en España los progenitores negocian- mientras que los chicos adoptan rápidamente los patrones más liberales de la nueva sociedad en lo sexual, salir de fiesta, fumar. Eso produce un choque. También ocurre que los padres los encierran en su propia comunidad y no los relacionan con la sociedad española.
¿Y cómo se evita esto?
Hay que preparar psicológicamente al chico desde Ecuador. Es muy importante el trabajo de las ONG y del Gobierno. Todo inmigrante debe pasar un proceso de aculturación: incorporación de los valores de la sociedad de acogida sin renunciar a los de origen. Debe saber cómo son los chicos aquí, en qué escuela va a estar, cuál es la situación de su madre, la vivienda. Es muy común que el chico en Ecuador viva en una casa más humilde pero más grande, acá se vive en cajas de fósforos, hacinados y eso les genera un shock. Los chicos no pueden recibir una información sesgada, hay padres que por temor a que no quieran venir no les cuentan que tienen otra pareja.
¿Qué terapia aplica su asociación?
Ayudamos a los chicos elaborar los duelos. Les dejamos claro que no son pérdidas definitivas. Favorecemos el uso del teléfono y el contacto por Internet en un primer período, pero la intensidad debe bajar progresivamente, es muy perjudicial que siga igual después de dos años porque es como vivir con la cabeza en Ecuador, cero adaptación.