Redacción Construir
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Desde que tenía 15 años sus manos moldean la madera. Con 47 años cumplidos hace poco, Raúl Acero es un experto en tallar el material y darle diversas formas.
Detalles y precios
Las figuras de caballos se comercializan en tres escalas. El más pequeño cuesta USD 65, el mediano 85 y el más grande tiene un valor de 150.
Los mendigos son las piezas más baratas. Su precio es de USD 12.
El artesano cuenta que las figuras con pan de oro ya no son tan cotizadas.
Actualmente fabrica candelabros cuyos precios van desde los USD 15. Hay retablos y urnas a USD 8 y 10.Los troncos de madera se transforman en caballos, toros, santos, campesinos, retablos… Claro, el trabajo no es fácil. Las sierras, las gubias, los formones rectos y los tricantones (herramientas muy pequeñas que se emplean para dar forma a los rasgos de la cara en las imágenes más diminutas) son sus guías y compañeros.
En su taller, ubicado en las calles Ríos y Chile, en el barrio de La Tola, los utensilios y el material están a la vista. A un lado se halla el ‘laboratorio’ y en frente, el local de ventas.
La técnica la aprendió de un grande. “Yo vivía en el barrio El Ejido, en Ibarra. Mientras mis vecinos iban al colegio yo iba al taller de Marcelo Recalde, uno de los más reconocidos talladores de San Antonio de Ibarra”.
Mientras taracea un mendigo recuerda que cuando llegó a Quito, lo hizo con la fundación Maquita Cushunchic, que tenía sus talleres en el sur de la capital. La dolarización disminuyó las ventas, pero el artesano puso su propio taller y sobrevivió.
Su obra era exportada a la Unión Europea y a Estados Unidos. “Los pedidos eran por cientos. Hacíamos de todo pero, los extranjeros preferían nacimientos elaborados en cedro”. Ahora también exporta.
A todo trabajo hay primero que sacarle la plantilla y de ahí formarle, cuenta. La taracea es la parte del proceso en la que más se demora pero “cuando ya se esta acostumbrado es más fácil”.
La lijada es el siguiente paso. Después se procede a poner la pintura. “La laca se coloca con una pistola. Se deja secar y listo”.
Una cosa que aprendió es que todas las maderas son aptas para elaborar artesanías, siempre y cuando, aclara, los árboles ya tengan por lo menos unos 20 años de plantados.
Con orgullo dice que el nogal, más conocido como tocte, es la mejor madera para trabajar. Una de las tareas más difíciles de hacer es tallar los rostros y las caras, “en los detalles de la fisonomía está el éxito de la obra. Su anatomía debe ser perfecta. Si hay un error, la figura ya no sirve”.
Los retablos de Acero se exhiben en varias iglesias y capillas de la ciudad. Uno de los que más le gusta está en la iglesia de La Primavera, en el valle de Tumbaco. Otras de sus obras están en las casas de algunos diplomáticos.
Por ejemplo, recuerda el artesano que para la Embajada de Panamá talló una escultura de la virgen de La Candelaria. “Me encomendaron mucho el trabajo y me dijeron que era la patrona de ese país. Todo salió bien”.
Desde hace unos 5 ó 6 años, cuenta Acero, la gente direccionó sus pedidos y optó por los animales. “Los caballos y los toros son los que más se venden. Las figuras del pesebre también tienen una alta demanda”.