El asambleísta Ramiro Aguilar considera que hay crisis dentro de Alianza País. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
Entrevista a Ramiro Aguilar, asambleísta independiente. El legislador analiza el posible rol del oficialismo con el nuevo paquete de enmiendas constitucionales.
Usted ha hablado de que el Gobierno está en shock. ¿El nuevo paquete de enmiendas será la salida?
Modificar la Constitución no obedece a una necesidad de cambio estructural. No encuentra el camino y le conviene mantener el ambiente caldeado, preocupando a la oposición en disparates.
En un escenario caliente y con el tiempo en contra, ¿es viable que AP lance la nueva propuesta?
No hay obstáculos, tienen mayoría en la Asamblea; la Corte Constitucional es un trapo del Gobierno. La puerta está abierta desde febrero del 2013 (elecciones), cuando el pueblo les dio un cheque en blanco. Hay viabilidad legal, pero no política. El pueblo ya revocó ese cheque.
El primer paquete levantó a la oposición. ¿Uno nuevo le pasará factura al correísmo?
Y perder las elecciones.
¿AP correrá ese riesgo sin Rafael Correa como candidato en el 2017?
Esto (la propuesta de cambios) se va a ir diluyendo. Van a querer cometer los menores errores políticos.
¿Entre esos errores se cuenta una división en AP, como la que terminó con una sanción al legislador Fernando Bustamante por haberse abstenido de votar en el segundo debate de las enmiendas?
Hace rato que hay crisis en País. Se va a ir incrementando cuando salgan los candidatos. Las enmiendas tomaron por sorpresa a muchos.
Se manejan 7 propuestas. Una posibilita que los legisladores ocupen cargos de nivel jerárquico superior, con la opción de retornar a la Asamblea, ¿cuál es la incidencia?
Se vuelve al Parlamento una suerte de cogobernante que no fiscaliza. Estamos en un régimen presidencial, no en uno parlamentario.
Tres asambleístas de AP salieron del legislativo para ir a ministerios. ¿Faltan figuras en el oficialismo?
No obedece a falta de figuras, sino al tipo de cuadro que necesita el Gobierno: ciego, sordo y mudo. Yo tengo amigos en el bloque de País, gente que respeto y que serían buenos ministros, pero el Presidente los ha relegado.
¿En qué le favorece?
No es que al Gobierno le convenga. Todos los asambleístas queremos irnos. El futuro político de todos es el Ejecutivo, porque es donde ejecuta y donde lo que se piensa se materializa. Pero hay quienes entendemos que el mandato de la gente que nos eligió es sagrado.
Otra propuesta se refiere a ampliar el enjuiciamiento político para secretarios de Estado y miembros del Directorio del IESS…
Que no sean sinvergüenzas para decir que lo que establece la Constitución es insuficiente. Sería una tomadura de pelo. Tendrían que hacer un juicio político para demostrar que es insuficiente. Este debe estar reservado a los ministros de Estado.
¿Es necesario delimitar las funciones de las instituciones vía enmiendas? En las ya aprobadas fue el turno de la Contraloría.
No vamos a hacer una Constitución de cinco tomos para poner las facultades de cada una, para eso está la ley.
La oposición no frenó las primeras enmiendas. ¿Qué rol tiene esta vez?
El único frente de oposición que cuenta al final del día es el que tiene los votos. Eso lo perdimos en el 2013 y tenemos que recuperarlo en el 2017. ¿De qué sirve que haya 50 000 frentes de oposición y que la gente salga a las calles cada vez más desgastada? La unidad se está volviendo un lugar común.
Para tener unidad hay que tener palabra. Lo que tienen que recuperar algunos sectores de la oposición es el sentido del honor, respetar una firma.
Quién es. Abogado, exdecano de Jurisprudencia de la U. Internacional.
Punto de vista. Para hablar de unidad, la oposición debe tener palabra.