El presidente Rafael Correa, en su último Informe a la Nación, en la Asamblea, apeló a que los jóvenes no permitan que los de antes vuelvan al poder. Foto: Pavel Calahorrano / EL COMERCIO
Tal como lo hizo hace un año, al final del Informe a la Nación, el presidente Rafael Correa anunció que enviará las leyes de Herencias y Plusvalía a la Asamblea (otra vez), después de la emergencia.
Entonces, tras el aviso del 24 de mayo del 2015, el proyecto de Ley de Herencias llegó a los 12 días al Legislativo, con la calidad de urgente. Sin embargo, luego de protestas ciudadanas, el Ejecutivo lo retiró temporalmente, previo a la visita del papa Francisco.
Jaime Rumbea, de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Viviendas, esperará para ver el proyecto. “Es un mensaje que no abona a la estabilidad del sector”.
Correa adelantó modificaciones. “Me he comprometido con un grupo de empresarios, para que la nueva tabla del impuesto a la herencia no se aplique a los bienes productivos”. También ampliará la base para aplicar el impuestos. Estarán exentos de pago montos de hasta USD 175 000. El dinero recaudado se destinará a becas.
Ayer, el Mandatario recordó que la oposición no pudo demostrar que esas leyes afectarían a los más pobres. Por lo que no tendrán temor de las protestas. Recibió aplausos en el Pleno. Algo parecido ocurrió cuando derramó lágrimas, en un intermedio musical a cargo de una niña manabita. Lo antecedió en el discurso la presidenta de la Asamblea Gabriela Rivadeneira, quien disertó por unos 25 minutos.
El Mandatario advirtió que este año será difícil en lo humano, económico, político e internacional por la “reestructuración de la derecha en la región y a los precios del petróleo”. Respondió a las críticas de falta de austeridad contando que los proyectos de inversión representarían ahorro anual de USD 3 600 millones. Y sostuvo que, desde enero de 2015, han eliminado entidades públicas y transformado otras. Anunció el cierre de otras seis más y eliminación de 12 viceministerios.
También reconoció las deudas pendientes de su gestión: desnutrición infantil, morbilidad materna y revolución cultural. Aunque dijo no eludir la responsabilidad.
Según Correa, en este año es urgente saldar la deuda en Cultura, con la aprobación de la nueva ley que lleva un retraso de siete años. Otros puntos que necesitan trabajo son la reducción de la pobreza y el desarrollo urbano.
El analista político Francisco Rocha lamentó que “mientras el vicepresidente Jorge Glas sigue soñando con la Refinería del Pacífico, aún no se hayan solucionado esos problemas”.
Las cuatro horas que duraba, hasta entonces, el evento hacían mella en los ministros y legisladores que revisaban constantemente sus celulares.
Luego fue el turno de Glas. Él habló de las obras en sectores estratégicos y de la producción. Anunció que, por ejemplo, se crearán empleos en los proyectos mineros, 5 000 directos y 17 000 indirectos. Y en otras áreas se abrirán otras 6 000 plazas.
Rocha destacó que Sandra Naranjo, de Senplades, presentara cifras, y agradeciera a sectores que el Presidente ha atacado (empresarios). Pero durante su intervención los asistentes aprovecharon para salir y tomar un descanso.
Para Correa esta fue “la década ganada”. Durante varios muinutos defendió la eliminación de los fondos de emergencia: eran un “oscurantismo fiscal” y limitaban el crecimiento del gasto público.
En contexto
El presidente Rafael Correa terminará su mandato en un año: el próximo 24 de mayo deberá entregar el poder a su sucesor. En su último Informe a la Nación habló de los logros de su gestión, así como de las deudas pendientes y anunció medidas para este año.