Rafael Correa inauguró una planta de energía solar con la cooperación de Corea del Sur. Foto: EL COMERCIO
La carrera es contrarreloj. La agenda presidencial marca el itinerario y los funcionarios públicos involucrados se aseguran de que todo esté medido, que no haya contratiempos. El último viaje del año del Mandatario dentro del país fue ayer a Galápagos. Con ello, logró viajar a todas las provincias este año.
El Presidente arribó a Baltra alrededor de las 09:30 (hora local). Los funcionarios y periodistas que salieron desde la capital partieron siete horas antes.La masa burocrática que sigue al presidente Rafael Correa durante sus actividades es numerosa. El personal de la Secretaría de Comunicación y los medios oficiales no alcanzan. Cada ministerio involucrado moviliza a sus equipos de comunicación y asesores.
Seguro las ministras Cecilia Vaca, coordinadora de Desarrollo Social; y Carina Vance, de Salud, no esperaban viajar en un avión de la FAE modelo 10-31. “Uno de esos que sirven para transportar a los presos de las islas”, dicen los lugareños. Los asientos son básicos y en lugar de espaldar tienen una malla. Sin ánimo de quejarse, las funcionarias hicieron el viaje al igual que los demás. Era la única forma. Cuando el presidente Correa llegó a su primera cita, en el proyecto eólico Baltra, se acercó, preguntó cómo había sido el viaje y a pedir explicaciones por ello.
El recorrido por el proyecto y la explicación de los ingenieros tomaron apenas 20 minutos. Son tres aerogeneradores que cubrirán alrededor del 25% de la energía utilizada y requirió de una inversión de USD 25,1 millones. De ellos, 3,1 fueron aportados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Entonces la caravana presidencial, de ocho vehículos, entre camionetas, busetas y patrulleros, arrancó nuevamente. El desfile de funcionarios y seguridad que debían adelantarlo también continuó.
La movilidad en las islas es complicada. Pero la logística estaba en su punto. Los buses, botes y aviones se movían con precisión para transportar a los acompañantes del Presidente y mantener la agenda.
El segundo punto fue la central fotovoltaica de Puerto Ayora. Son 6 000 paneles que captarán energía solar y requirieron una inversión de USD 7,2 millones, de los cuales 6,8 fueron aportados por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea del Sur.
Esa sí cooperación soberana, “de igual a igual”, afirmó el Jefe de Estado en su discurso inaugural. “No como la alemana, que quiere venir a supervisar y cuestionar el trabajo del Gobierno”.
En cada lugar recorrido por el Mandatario el escenario estaba listo. Carpas, gente y carteles de bienvenida. La mayoría uniformados con camisetas blancas, con las leyendas “Galápagos está contigo Presidente” y “Gracias Presidente”. Los aplausos, fotos y saludos a su llegada no requieren de organización. La gente lo persigue y en cada parada piden por su reelección. Pero el discurso político no interesa a todos; algunos preguntaron si pese a estar ahí debían “ir a timbrar” en la oficina.
Otros fueron impedidos de acercarse. “Queremos decir la verdad”, dijeron. Solo eran permitidos carteles de bienvenida y apoyo, no los que decían “cuéntale la plena al Presi, el tiempo es dinero” o “60% de barcos hundidos o dañados”.
Esas son las cosas que la seguridad, la planificación y comunicación intentan impedir. Uno de los funcionarios locales, que viajaba en los buses de la caravana, decía que tuvieron suerte de que el incidente del aeropuerto, que también inauguró ayer el Mandatario, sucediera la semana pasada. Tuvieron tiempo de arreglarlo todo y verificarlo. No querían que a nadie más se le cayera partes del techo en la cabeza como ocurrió la semana pasada y obligó a revisar el edificio en su totalidad.
El Jefe de Estado acostumbra tener agendas así de apretadas.
Ayer terminó la jornada inaugurando el nuevo Hospital Óskar Jandl, que junto con el aeropuerto implicaron una inversión de USD 21,1 y 7,4 millones, respectivamente.Hoy, el Presidente cierra el año con un agasajo navideño en Guayaquil. Y de ahí partirá a Bélgica para pasar el fin de año con su familia. Y no regresará hasta el 10 de enero, cuando concluya su visita a China.