6 163 víctimas de violencia de género buscaron ayuda en Quito

El apoyo legal para las víctimas es gratuito. Sin embargo, la denuncia es opcional y guiada. Fotos: Carlos noriega / El Comercio
Han pasado 10 años desde que Jhoana Vélez llegó por primera vez a un Centro de Equidad y Justicia (CEJ), una entidad municipal, en busca de ayuda. Era víctima de violencia de género y hoy es una sobreviviente.
Aunque el tiempo ha pasado, su voz todavía tiembla al recordar el infierno que vivió. Aun así, la experiencia la anima a contar a otras mujeres las opciones que ella conoció y que le permitieron salir adelante con sus hijos.
Sin saberlo, a sus 28 años llegó a un CEJ en la zona de Carcelén, en el norte de Quito. Allí busco ayuda profesional para salir del círculo violento que afrontaba, cuyas consecuencias las experimentaban también sus dos hijos pequeños.
Su agresor vivía bajo su mismo techo: la misma situación de miles de mujeres, algo que se agravó con la pandemia.
Según cifras del ECU-911, se recibieron 102 799 llamadas de emergencia en 2020 por violencia de género, a escala nacional. En 2021 fueron 103 516.
Los colectivos de mujeres catalogan a estas cifras como un subregistro, por las circunstancias de encierro que implicaron convivencia alargada.

Ayuda con corresponsabilidad
En la capital operan seis CEJ, que cuentan con varios servicios. Uno de los más importantes es la atención psicológica. Esas sesiones le sirvieron a Vélez para recuperar su estado emocional.
Acudió por un año hasta que recibió el alta. Pero también se incluye la contención de emergencia, en casos en que las
mujeres llegan escapando de una situación violenta.
Germania, (nombre protegido) tiene 34 años y aún le avergüenza recordar las condiciones en las que llegó a la unidad de atención de Quitumbe, en el sur de Quito.
Es abogada de profesión y eso le hace sentir “ridícula y culpable” de “haber dejado que suceda” un acto de violencia. Pasó por un noviazgo de siete años y su pareja mostró señales de violencia que fueron escalando con el tiempo.
En julio pasado la golpeó de tal forma que le fracturó dos costillas y le causó varios hematomas. Ese fue el límite para la mujer de cabello castaño que ha decidido no ser madre. Al día siguiente acudió a buscar ayuda y aunque conoce de leyes requirió del patrocinio legal de un profesional.
Allí la direccionaron para actuar y lograron contener la fuerte crisis de ansiedad que presentó. Aunque el CEJ atiende casos de violencia de género, su accionar no constituye en sí un proceso legal contra el atacante.
Según Sofía Dávila, directora del CEJ La Delicia, poner la denuncia es decisión de la víctima y solo el 60% de ellas proceden a formalizar la queja, pese a contar con el apoyo legal gratuito.
“Es una pena, pero a veces vienen a buscar ayuda y deciden no poner la denuncia. Lo que ocurre es que vuelven agredidas nuevamente por esa causa”, cuenta Dávila. Según su experiencia en este tema, se debe plantear la necesidad de que las mujeres salgan de los entornos violentos con la seguridad de contar con un sustento económico y emocional.

El empoderamiento
Vélez reconoce que fue víctima de su esposo y padre de sus hijos. Pero no fue hasta que sus compañeros del trabajo lo notaron y la ayudaron que decidió poner todo de su parte para salir.
Para la mujer de 38 años es vital estar preparada y conocer los peligros de acciones que pueden desencadenar en círculos que pueden terminar en la muerte.
Alexis Aguilar, director Metropolitano de Violencia Intrafamiliar, explica que la promoción de derechos es uno de los principales servicios que brindan. Esto se trata de una etapa de prevención para el empoderamiento de las mujeres a fin de evitar actos violentos.
Dávila hace una precisión y es que no se trata solo de tener esa autonomía emocional sino también la económica, que es una parte fundamental. “Qué van a hacer las mujeres maltratadas si ni siquiera tienen los recursos para escapar con sus hijos”, cuestiona.
La activista feminista Virginia Gómez de la Torre explica que se trata de darles a las mujeres todo el conocimiento y las herramientas para que se hagan con el poder. “El poder se adquiere con entornos que faciliten eso y no es algo que cae del cielo”, añade.
También valora la creación de “caminos que permiten salvar vidas” a través de capacitaciones y financiamientos para emprender.
Por su parte, Vélez coincide en que ese fue un factor determinante a la hora de salir de la casa de su agresor. De hecho, ese punto a favor lo aprovechó cuando este fue encarcelado por golpearla.

El proceso
La atención a víctimas de violencia de género se puede dar a través de las Juntas de Protección de Derechos y de los CEJ. La primera instancia los deriva y tiene la potestad de entregar medidas de protección, como la conocida boleta de auxilio.
La atención psicológica es parte del proceso, se la puede recibir de manera voluntaria o por una orden judicial.
De la Torre lamenta que las mujeres no sean conscientes de que pueden morir a manos de su agresor. En ese camino debe ir la información que se les entrega y permita un cambio a futuro.
Este también es un sueño que Vélez comparte con otras compañeras a su alrededor y con sus propios hijos. Una idea del cambio que la ciudad, el país y el mundo les debe a las mujeres.
Sobrevivir
“Sin la ayuda del personal del CEJ nunca hubiese logrado salir adelante. Uno sola no puede, se necesita de alguien que
le sostenga”. Jhoana Vélez, sobreviviente.
¿Cómo contactar a la unidad de noticias?
Si tiene una historia o una denuncia, puede enviar un correo a parmijo@elcomercio.com
¿Qué se puede hacer?
Los Centros de Equidad y Justicia del Municipio de Quito brindan atención gratuita en cualquier etapa del círculo de violencia que sufren las mujeres. Es primordial la decisión de la víctima para conseguir ayuda efectiva.
Finalmente, denunciar es un paso importante, para garantizar que se sancione al agresor.
¿Cómo surgió el tema?
En un contexto de un femicidio cada 31 horas en el país es importante mostrar alternativas para la prevención y auxilio de las víctimas.
En Quito existen seis CEJ especializados en la atención de víctimas de violencia de género y uno más se abrió en Perucho, para atender a las zonas rurales.
¿Qué hacer?
En los Centros de Equidad y Justicia se brindan servicios de promoción de derechos, direccionamiento de la víctima, trabajo social, psicología para contención y tratamiento y patrocinio legal.
El abordaje en los CEJ es en primera instancia la detección y prevención de casos y segundo el acompañamiento y atención de las víctimas.
El conocimiento. Para los colectivos de mujeres es vital que las mujeres conozcan sus derechos y puedan ejercerlos con el apoyo del Estado.
La denuncia. Si bien buscar ayuda es una herramienta que ayudará a las víctimas, formalizar la denuncia permitirá que el agresor sea sancionado por el delito.
Concienciar. En que todo acto violento puede terminar en la muerte de la víctima.
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