Los cuerpos fueron velados en una funeraria localizada entre las calles Bolívar y Eloy Alfaro, en el centro de Sangolquí. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Los cuerpos de las tres personas que fallecieron la tarde del jueves 30 de marzo de2017, en el poblado La Moca, en la parroquia Rumipamba, cantón Rumiñahui, al este de Quito, luego de que una masa de tierra les cayera encima, fueron velados en una funeraria localizada entre las calles Bolívar y Eloy Alfaro, en el centro de Sangolquí.
El cadáver de Manuel N., de 65 años, quien era el dueño de la hacienda en donde ocurrió el deslave, se encontraba en la planta baja de la funeraria. Amigos y familiares llegaron al sitio acompañados de flores para darle el último adiós.
Mientras tanto la planta alta estaba lista para recibir a María D., de 45 años y a su hijo Kléver C., de 15, quienes trabajaban en la hacienda.
Madre e hijo recorrieron en sus ataúdes la que era su morada y las viviendas de las personas más cercanas, esto como una tradición de su comunidad. Lo hacen para que “las almas se despidan y reciban el cariño de quienes los quisieron en vida”, comentó una allegada de la familia.
Varios parientes y amigos esperaron hasta la noche para recibir a los fallecidos, en medio del dolor y la consternación que causó su repentina partida.