Vecinos del colegio Benalcázar hablan del traslado

Ubicación actual del colegio Benalcázar. Foto: María Isabel Valarezo/ EL COMERCIO

Ubicación actual del colegio Benalcázar. Foto: María Isabel Valarezo/ EL COMERCIO

La tienda de Eugenia Salinas funciona frente al Colegio Benalcázar desde hace 52 años.  Expresa tristeza al pensar que la institución educativa pudiera ser trasladada a otro sitio. “Estoy acostumbrada al movimiento de los estudiantes. Si allí se construyen edificios, el sector se volverá aburrido”.

El colegio está ubicado en la calle Irlanda y 6 de Diciembre, en el norte de Quito, desde hace 56 años. El pasado 3 de noviembre, en el Concejo Metropolitano se presentó una propuesta para reubicar a la institución en una parte del terreno donde actualmente funciona el aeropuerto.

 Salinas cree que el Benalcázar ha contribuido a que haya mayor seguridad en el sector. “Los fines de semana es diferente, todo luce abandonado”,  comenta.

El proyecto contempla que el colegio se convierta en unidad educativa, es decir, que abra cursos desde el primer año de básica hasta el tercero de bachillerato. Actualmente, en el Benalcázar estudian alumnos desde el octavo de básica.

También ha generado debate el uso que se le pudiera dar al predio de la av. 6 de Diciembre. Una  de las propuestas es que allí se levante un proyecto inmobiliario. Lola de Lasso, residente del sector, tampoco está de acuerdo con el posible traslado.

No le gusta que la zona se siga llenando de inmuebles. “En Quito, cada día hay más edificios y menos casas. Estos traen más tráfico y quitan luz”, dice.

A Elsa Fidel, quien vive desde hace seis años en una de las calles transversales a la  Irlanda, la iniciativa no le molesta. Para ella, la existencia de edificios en la zona es común. Considera que el edificio donde están las aulas del colegio debería conservarse.

“Son construcciones patrimoniales que existen desde hace muchos años. Las viviendas podrían edificarse en el resto del terreno”, opina.

El área del terreno donde funciona el colegio es de 3,3 hectáreas. Las instalaciones ocupan 43% del terreno.

Además de las aulas de clase, tiene 10 laboratorios de ciencias, una piscina, gimnasio, jacuzzi, sauna, hidromasaje, canchas deportivas, un coliseo, una pista de atletismo y una biblioteca.

 Carlos Acosta, quien reside desde hace dos años cerca del establecimiento educativo, opina que el cambio de sede favorecería a los estudiantes.  

Cree que la gran cantidad de automóviles que circulan en la zona ha vuelto al sector muy contaminado. “Sería mejor que el colegio esté apartado de la ciudad para el bienestar de los alumnos”.

Rabindranat Santa María, quien trabaja a una cuadra del Benalcázar, también apoya la idea. Cree que la zona se ha transformado en un polo empresarial y financiero, donde las instituciones educativas ya no tienen cabida.

“Es necesario acomodarse a las nuevas  demandas de la ciudad”, opina este ex alumno de la institución.    Fanny Villareal, residente en el sector por más de 30 años, también defiende la iniciativa. Cree que el colegio resulta muy estrecho para la gran cantidad de estudiantes que asisten.   

Para ella, los terrenos del Benalcázar  podrían destinarse a  espacios culturales. “En el sector hay  muchos centros comerciales y edificios, pero ningún museo”.

En el Benalcázar, actualmente, estudian  1 580 alumnos. Osvaldo Caviedes, rector de la institución, señala que si el colegio se convierte en unidad educativa, habría alrededor de 3 000 estudiantes. “Ahora hay 45 estudiantes por aula, pero debería haber máximo 36”.

 El Concejo Metropolitano debe debatir la propuesta de reubicación, que fue presentado por la Secretaria de Territorio, Hábitat y Vivienda. Aún no está definida la fecha para el análisis en el pleno del Concejo.

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