El personal de las ramas aéreas del Cuerpo de Bomberos, la
Policía Nacional y el Ejército trabaja desde las 06:30 hasta las 18:15 en la extinción del fuego en el cerro Casitagua, ubicado en el norte del Distrito Metropolitano de Quito.
Se trata de los pilotos y tripulantes de los helicópteros
MI 171 y Lama, de la Aviación del Ejército; un B3, de la Policía Nacional, y un Augusta 109 del Cuerpo de Bomberos, que realizan en promedio 12 descargas por hora de agua con espumógeno para combustibles sólidos.
El agua que trasladaron los helicópteros para apagar el incendio en el Casitagua tenía espumógeno para combustibles sólidos. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
En un sobrevuelo que realizó este Diario abordo del MI 171 del Ejército la mañana de este jueves 16 de enero del 2020, se observaron débiles columnas de humo que salían de uno de los puntos del incendio que se inició el pasado martes 14.
Sin embargo, el personal del Grupo Aéreo 45 de Pichincha no se confiaba. El viento, la radiación y otros factores podrían darle nueva fuerza al fuego. Y así ocurrió. Pese al constante trabajo de los bomberos que a pie guían por radio a los encargados de la coordinación aérea, cerca de las 10:00 las llamas volvieron a aparecer, aunque en menor proporción que los días previos.
Dentro de una carpa ubicada en el Centro de Mando de Operaciones
Aéreas, en la Hacienda Oasis, se coordinaban las actividades: combatir los bordes de los focos del incendio para evitar más propagaciones.
Helicópteros combatiendo el incendio en el cerro Casitagua. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Tres de los helicópteros cargaban sin cesar sus Bambi bucket de 600 litros de capacidad, para descargarlos sobre el cerro en llamas. El MI, en cambio, podía volar con 2200 litros del agua preparada para combatir el fuego.
En tierra, un equipo de Bomberos pasaba el agua de los tanqueros de la Epmaps a su autobomba. Dos de ellos se encargaban de la manguera que llena una piscina portátil acondicionada en este predio privado.
Así han trabajado por gran parte de las 45 horas que llevan
las tareas para apagar el incendio.