El tránsito se complica por las obras en el intercambiador

Los cambios en la circulación vehicular y peatonal congestiona la entrada de Carapungo. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO.

‘Agradecemos las obras del intercambiador, pero estamos perdidos en nuestro propio barrio, las paradas de los buses son temporales, por lo que las cambian. Pedimos más información y más agentes de tránsito”.
La frase es de Margot Torres, vecina de Carapungo, que resume la situación que viven, en estos días, los transeúntes que intentan ingresar o salir de este sector, en el norte de la ciudad.
“Perdemos mucho tiempo deambulando de un lado a otro, tratando de embarcarnos en los buses, busetas o taxis”, agrega Wendy Guzmán.
La necesidad de información es tal que los habitantes de este sector recurren a los agentes metropolitanos de tránsito. Son 12, repartidos a lo largo de 100 metros, un tramo en donde se ejecutan las obras del intercambiador y de un baipás para conexiones de agua.
Incluso se forman filas para averiguar a los uniformados: ¿dónde me embarco para ir a Carcelén?, ¿dónde tomo las busetas que van por la Simón Bolívar? o ¿cuál es la parada de los alimentadores de La Ofelia? eran preguntas recurrentes.
Estas dudas se originan por las modificaciones que se anunciaron, esta semana, para la circulación vehicular y peatonal relacionadas con el ingreso y la salida que tienen como conexión principal la calle Padre Luis Vaccari.

Este cambio se dio por la construcción de un baipás de la tubería del agua potable que atraviesa el área de intervención de obras de la Rampa 2 del intercambiador de Carapungo, señaló en un boletín de prensa el Municipio de Quito.
Para facilitar la movilidad en la zona se establecieron tres nuevas rutas. Y con todos esos cambios, ¿dónde están las paradas? Cristian Hernández, agente de tránsito asignado a Calderón, reconoce que parte de su tarea es informar a la gente sobre todos los cambios que se van ejecutando en este tiempo.
Los embotellamientos
Otros de los actores son los conductores; ellos también tratan de adaptarse a las nuevas rutas de esta zona que tiene una alta congestión. El tránsito promedio anual en el tramo Carapungo-Tajamar fue, en el 2010, de 13 278 vehículos; en cambio; para el 2020 se prevé que circulen 26 085 vehículos, mientras que la proyección para el 2030 es de 42 219.
Y ante esa congestión, los conductores que vienen de sur a norte, por ejemplo, ingresan por Llano Grande; otros lo hacen por San José de Morán o se dan la vuelta por Casales; “es todo un despelote y una pérdida de tiempo”, cuenta Segundo Ch. , taxista que opera en el sector desde hace 10 años.
Pero los conductores que van por la Simón Bolívar hacia el norte, agrega Gonzalo Delgado, despachador de las busetas de la ruta Carapungo-Guajaló, avanzan hasta un giro en U, ubicado a 100 metros de la intersección de la calle García Moreno y ‘Pana’ Norte y, desde ahí, retornan a Carapungo para luego tomar la Luis Vaccari.
Esos desvíos han incidido en el aumento del costo de las carreras. El conductor de taxi señala: “Desde que cerraron el ingreso al sector de Carapungo el tránsito es intenso y lento; por eso el costo de las carreras subió; reconoció que no utiliza el taxímetro”. Por ejemplo, desde el puente peatonal de Carapungo hasta el hospital de Calderón se cobraba USD 2 y demoraba unos 10 minutos; pero, ahora, se lo hace en 20 minutos, por lo que el costo está sobre los USD 3. Todo porque hay que dar la vuelta a la altura del ingreso a Llano Grande, en el sector de San Camilo.
Estas modificaciones en la circulación vehicular y peatonal se mantendrán, mientras duren los trabajos del baipás, según el Municipio, a través de un boletín de prensa.
Ante esa falta de tiempos, Janeth Peñafiel, presidenta de la Asociación Pura Vida (que aglutina a 18 vendedores de comida), pide que se apresuren las obras, “si es posible que trabajen por la noche, tal como hicieron en El Condado”.
Mientras los trabajos avancen, la circulación vehicular (desvíos y cierres) se irá ajustando, lo que incidirá en la circulación vehicular y peatonal. Faltan los pasos deprimidos y elevados. La obra concluiría el primer semestre del 2016.
En contexto
La construcción del intercambiador de Carapungo, que arrancó en febrero del 2015, provocó mayor congestión vehicular en la zona del norte del Distrito Metropolitano. Los trabajos, al momento, están en un 23%. El trabajo contempla dos pasos deprimidos.