A pesar de las intervenciones ejecutadas en la av. Simón Bolívar, esa arteria vial sigue siendo la que registra el mayor índice de accidentabilidad en el Distrito Metropolitano.
A diario es posible ver a winchas y ambulancias que socorren a los conductores que sufrieron algún tipo de percance.
Las consecuencias de estos hechos se evidencian en trancones, que se intensifican especialmente en los días de lluvia.
Por esa vía, en la que circulan entre 60 000 y 80 000 vehículos al día, se han identificado al menos tres tramos de ‘alto riesgo’. Así lo afirma Fabricio Yépez, experto en ingeniería civil y estructural, quien apunta que alrededor del 80% de accidentes se produce en esos sitios.
Estos son desde el desvío de la autopista General Rumiñahui hasta la Universidad Internacional, el sector de San Juan de Cumbayá (a la altura de la unión con la Ruta Viva) y la bajada a Guápulo.
En este último tramo, aseguró Yépez, hay un problema geométrico en la vía.
“La carretera tiene pendientes que no fueron construidas para circular a alta velocidad. La curva tiene un peralte inclinado, lo cual la hace riesgosa”.
Por esa razón, dijo, en ese tramo se debería circular a máximo 40 km/h. A decir de Yépez, es poco viable que se realice una modificación de esa parte de la avenida. “Cambiar el peralte de una vía técnicamente genera inconvenientes. Es un tema de reconstrucción vial que no se puede corregir tan fácilmente, ya que hay que detener la avenida por completo”.
Aunque sí hay medidas que se pueden tomar. Recalcó que con un efectivo control de velocidad, sumado a una correcta educación vial, se pueden reducir los incidentes en la zona.
De acuerdo con información remitida por la Agencia Metropolitana de Tránsito, desde noviembre del 2013 hasta abril de este año se registraron 225 accidentes en la av. Simón Bolívar. Con respecto a los otros dos tramos peligrosos, los siniestros se deben, en su mayoría, a la impericia de los conductores y no a condiciones de la vía. Adicionalmente, se debe considerar la unión de la av. Panamericana Sur como otro tramo conflictivo.
En un recorrido efectuado por Diario EL COMERCIO se pudo observar un accidente, ocurrido al mediodía del viernes, a la altura de la Universidad Internacional. El conductor de un automóvil perdió pista y se encunetó. La curva pronunciada, sumada a la lluvia y al exceso de velocidad, fueron las causas del incidente.
Ventajosamente, no hubo víctimas ni daños materiales considerables que lamentar.
Pero, ¿qué acciones se pueden tomar a corto plazo para reducir el índice de accidentabilidad en la av. Simón Bolívar? Cristóbal Buendía, director del Observatorio de Movilidad, cita tres medidas. En los puntos ‘críticos’, Buendía considera que se debería implementar una señalética inteligente, de preferencia de tipo disuasivo.
“Se debe alertar e inducir a las personas a reducir la velocidad. Por ejemplo, mostrar las consecuencias que traen consigo los accidentes de tránsito. Algo similar a lo que ocurre con las cajetillas de cigarrillos”, dijo.
Por otro lado, sostiene que es indispensable la presencia de Agentes de Tránsito, no solo para la sanción sino para persuadir. En ese aspecto coincide Yépez, quien recordó que, cuando se controló la velocidad con radares, los accidentes en la av. Simón Bolívar se redujeron considerablemente.
Por último, ambos expertos afirman que se necesita implementar el componente tecnológico en la vía. “Con medidores de velocidad que orienten a los conductores a cuánto están circulando y con señales reflectivas, se puede reducir el riesgo”, afirma Buendía.
Además, es necesario que se promueva una cultura de respeto y educación vial.