Una trágica carta de amor que data de hace 3 siglos

La carta de amor anónima fue encontrada por Juan Freile, ex director del Archivo Nacional en 1980. Foto: EL COMERCIO

La carta de amor anónima fue encontrada por Juan Freile, ex director del Archivo Nacional en 1980. Foto: EL COMERCIO

"Aunque con la vida os amo me considero estar muerto, que quien firmemente ama se ve que vive muriendo”.

Con estas palabras termina una extraña carta de amor, escrita por un hombre anónimo a su amada.

A primera vista, sorprende la complejidad de su doblado, estilo origami. Se trata de un inédito documento encontrado en 1980 por Juan Freile, ex director del Archivo Nacional.

Él la halló en medio de unos juicios antiguos y que nadie había abierto en casi tres siglos.

Margarita Tufiño, funcionaria de la entidad, recuerda que Freile la guardó con gran misterio.

Marcia Vinueza, asistente del Archivo, pide a Tufiño la ubicación de la Carta Rosa, como denominaron al escrito. En cinco minutos la buscan en uno de los 20 estantes de la Sala de Archivo. Con gran delicadeza la toma con sus manos y la saca de la envoltura de plástico que la protege.

El tiempo casi no ha hecho estragos en su estructura. Tiene una dimensión de 30x30 centímetros. Su color es blanquecino.

Cuando Vinueza la abre es como si se viajara en el tiempo. “Lo mismo que vemos ahora, lo vieron las personas del siglo XVIII”.

En la parte exterior un pelícano se forma en las cuatro caras de la carta. Está desangrado en el pecho. También hay un corazón ensangrentado y cruzado por un puñal. Se ve a un hombre y una mujer que están separados.

Rocío Pazmiño, directora ejecutiva de la entidad, afirma que según un análisis iconográfico, el amante era un mestizo criollo y la amada era indígena. Para Pazmiño, este era un amor prohibido, pues se cree que la indígena era casada. La carta pudo ser parte de una serie de manuscritos matrimoniales o criminales, como una prueba de un delito. Probablemente fue presentada en un juicio por adulterio. “Esa carta condenó al amante a la muerte”. Para la historiadora Marisol Aguilar, en el siglo XVIII, las relaciones fuera de matrimonio atentaban a la moral. La carta aún permanece en el Archivo Nacional.

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