Un hombre fue asaltado y ahorcado en el Parque Bicentenario en el norte de Quito. Su esposa relató lo sucedido. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Testimonio de Blanca C., cuyo esposo fue víctima de un asalto violento en el Parque Bicentenario, en el norte de Quito.
“Lo que hemos vivido en mi familia ha sido una pesadilla. Mi esposo fue asaltado a las 05:20 del domingo 20 de mayo del 2018 en el Parque Bicentenario. Ese día, él salió a trotar en la pista central de allí porque se preparaba para la carrera Quito Últimas Noticias. Mientras corría cerca de la nueva Cruz del Papa, dos hombres lo atacaron. Uno de ellos lo ahorcó mientras otro le quitaba su Iphone y la radio pequeña que llevaba. También le arrebató los zapatos y la gorra.
Todo fue muy rápido y los hombres huyeron apenas tomaron las pertenencias, por suerte no notaron que llevaba la llave del carro en la pantaloneta. Luego del asalto, mi marido acudió a la garita del guardia para pedir ayuda.
Le avisó lo que había pasado. El celador se comunicó con otro compañero, quien le indicó que no había motorizado y no lo ayudaron. Ante eso, mi esposo se subió al carro y se dirigió a nuestra casa, ubicada cerca del Hospital de Solca.
Nos contó lo que pasó. Yo me comuniqué con el ECU 911, pero la operadora me dijo que ya no se podía ayudar porque ya no se encontraba en el lugar donde ocurrió el asalto. Luego denunciamos en la Fiscalía.
De ahí se vino lo peor, mi esposo comenzó a perder la voz. Quien lo ahorcó sabía cómo hacerlo porque lo ahogó, pero no le quedaron señales. En los exámenes que se hizo vimos que tenía las cuerdas vocales afectadas. Los tejidos estaban morados. Los médicos se asustaron, pensaron que tenía una fractura en la amígdala o laringe. Le dieron dos días de descanso en su trabajo.
Finalmente perdió la voz cuatro días después del atraco. Alcanzaba a decir hola y no podía más. Por eso, siguió el tratamiento durante un mes. Los médicos le prohibieron hablar, es la única forma de recuperarse. Iba al trabajo y no se comunicaba. Finalmente, con las tomografías nos indicaron que tiene un trauma muy fuerte. Estuvo tres semanas con corticoides para desinflamar.
La recuperación continúa, no puede hablar más de 10 minutos por teléfono porque termina ronco. Su voz no es igual. No puede gritar.
Hemos hecho varias gestiones para pedir los videos de seguridad, se demoraron tres semanas en entregárnoslos. También en localizar el teléfono de mi esposo. Este tenía una aplicación y le hemos dado seguimiento.
El aparato estuvo en un lugar donde se comercializan cosas usadas, en uno de los valles cercanos a Quito, también en el norte de la ciudad. Luego mi esposo se compró otro Iphone y como algunas aplicaciones siguen vigentes, así como su cuenta de Icloud, una vez ingresaron al nuevo celular unas 10 fotos de personas desconocidas.
Eran de una fiesta familiar, de una primera comunión, así como de un vehículo. Las entregamos a la Policía, pero hasta ahora no hay resultados. Esperamos que la Fiscalía también haga las cosas con celeridad. Estamos pendientes de los trámites porque este caso no terminará en la impunidad“.