En este sector hay ocho obreros desaparecidos. En la comunidad viven 300 personas, un grupo labora en construcción. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO.
El polvo cubre completamente su ropa, su piel, su cabello y sus pestañas. Solo se logra distinguir sus ojos enrojecidos.
Diego Amagua se sienta en el suelo, a un lado del Camino del Inca, una vía de tierra que va desde Santa Rosa hasta el Catequilla, en San Antonio de Pichincha. Y se agarra la cabeza con ambas manos. Acaba de ver morir a uno de sus compañeros de trabajo.
Amagua participaba en la construcción de los cimientos de un puente sobre la quebrada por la que cruza el río Monjas, cuando el temblor de 5,1 grados ocurrido a las 15:00 de ayer, 12 de agosto, hizo que parte del monte de Catequilla se desplomara.
Allí se ejecuta la extensión de la av. Simón Bolívar, desde mayo del año pasado. El momento del temblor, en ese sector, unos 18 hombres trabajaban en lo que llaman la piscina: un hueco de 25 metros cuadrados de diámetro y 10 de profundidad, donde colocarían los cimientos para sostener el puente que unirá el antiguo Camino del Inca con la Mitad del Mundo. Esa piscina, según Luis Álvarez, del GIR, quedó llena de tierra.
Amagua se retira el casco y el polvo cae de su cabeza. Cuenta que cuando vio que la tierra se les vino encima, pudo escapar, pero su compañero no.
“Todos ayudamos. Cavamos, nos esforzamos. Vi su rostro. Le di respiración boca a boca, pero estaba muerto”, recuerda.
Catequilla es un sector polvoriento donde viven 300 personas. Una buena parte de su población trabaja en la construcción de la vía, a cargo de la empresa china Sinohidro.
Los habitantes están acostumbrados al polvo, por la presencia de canteras ilegales y los caminos de tierra, pero esta vez, la polvareda fue tan grande que podía verse desde Cotocollao. Estaba sobre Pomasqui, San Antonio, Pusuquí y luego sobre el norte de la ciudad.
Unas 100 vecinos, 200 policías, 13 bomberos, personal de la Cruz Roja, del GIR, dos ambulancias, camionetas y el carro de medicina legal, rodean el lugar del derrumbe.
Los obreros ni siquiera sintieron el movimiento de la tierra que cuarteó algunas viviendas en zonas como Santa Rosa de Pomasqui, Carcelén Mitad del Mundo, El Común y la Dolorosa. Solo escucharon el crujir de la montaña y vieron la tierra desplomarse.
La voz le tiembla a Edwin Chamorro, de 48 años, cuando recuerda lo que pasó. La jornada empezó, como siempre, a las 07:00. A las 15:00, colocaban la piedra para el replantillo y succionando el agua que se empoza en ese lugar cuando hubo el derrumbe. Ni siquiera se dieron cuenta que fue un terremoto, sino hasta que los vecinos del sector salieron a la calle alarmados.
Al hombre que perdió la vida sus propios compañeros lo rescataron, unos 20 minutos después del derrumbe. El Ministerio del Interior dijo que el fallecido es Sergio Olvera.
Unos 14 obreros cargaron el cuerpo sin vida del trabajador y lo subieron al balde de una camioneta. El alcalde, Mauricio Rodas, confirmó que hubo dos muertos (uno en Catequilla y otro en San Isidro de El Inca), cuatro desaparecidos y ocho heridos en la zona.
El rescate debió suspenderse debido a las réplicas de los sismos. Un par de veces, el movimiento fue tan fuerte que una parte de la montaña volvió a desprenderse y la gente que miraba de cerca, corrió asustada. La Policía cercó las vías de acceso al lugar. Desde las 18:00, se impidió el paso de volquetas. Conforme la noche llegó, los vecinos comenzaron a preocuparse porque no tenían dónde dormir.