En la Feria Hábitat, Mónica Pástor muestra un departamento en maqueta a Oswaldo Valarezo, Alicia Espinosa y su hija María José, de 30 años, interesada en pagar hasta USD 80 000. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Hace 10 años, Piedad Toapanta compró un terreno de 100 m2 en La Ecuatoriana, en el sur de la urbe. Le costó USD
3 000. Entonces pensaba construir ahí su casa. Con el tiempo cambió de idea, decidió venderlo pues ella y su esposo trabajan en el norte. El Municipio lo avalúa hoy en USD 11 000.
Como una ecuación matemática: comprar un inmueble es igual a siempre ganar. Así ven quienes, ya sea con crédito hipotecario o no, adquieren un bien. Pero no para todos constituye una inversión de la cual obtendrán una utilidad. Para buena parte es la opción de por fin tener un techo.
Desde agosto, cuando el presidente Rafael Correa empezó a hablar sobre el “impuesto a la plusvalía”, corredores de bienes raíces, compradores y vendedores especulan en torno al tema. Con una escritura entre las manos, Toapanta esperó su turno en el balcón de servicios del Municipio, en la Chile y Venezuela. Allí se pagan las tasas por transferencia de dominio.
“Sí gané dinero, pero con mi esfuerzo”, recalcó la mujer de 45 años, quien aspira vender el terreno en USD 15 000.
Cada año pagó por servicios como alcantarillado; USD
14 por solar no edificado; 17 de predial. Además –anotó- está el esfuerzo de visitar continuamente el sitio y limpiarlo.
Cuando decidió vender el lote supo que debía pagar unos USD 200 por dos impuestos.
El uno es de alcabala sobre el 1% del bien. Según el Municipio, si por ejemplo, un predio cuesta USD 100 000 y el avalúo catastral lo valora en 85 000, la tasa a pagar será USD 1 000.
El segundo impuesto a cancelar, desde el 2006, es a la utilidad. La tarifa es del 4% para gente dedicada a la actividad inmobiliaria y del 0,5%, en la primera transferencia de dominio, para ciudadano común.
“No estoy de acuerdo con que analicen cobrar otro impuesto más a la plusvalía. Se compra una tierra sin saber qué obras construirán en los alrededores en el futuro”, dijo Toapanta.
Diego Aulestia, ministro de Desarrollo Urbano y Vivienda, aclaró en Radio Quito que para el Gobierno la plusvalía es el incremento en el valor de los predios que va más allá de las acciones que realice el dueño.
Si como consecuencia de un cambio de uso del suelo, un terreno deja de ser rural y pasa a ser urbano -por ejemplo-. En el país, sostuvo, ese tipo de aumento en el valor de los predios llega a cinco y 10 veces más del monto original.
Juan del Pozo, floricultor, visitó un terreno en Puembo, valorado en USD 400 000. Allí le interesa construir una nueva casa para fin de semana. Al comprar una propiedad, considera, se busca generar un ahorro y por tanto un patrimonio.
“Un bien raíz trasciende en el tiempo. No es como un vehículo que se deprecia o un negocio, en donde se puede perder dinero”, indicó. Por eso está pendiente de que se apruebe un impuesto a la plusvalía. “No es inmoral generar ahorro, es una inversión segura a largo plazo”.
El Ministro apuntó que el nuevo impuesto, que será parte de un proyecto de Ley de Uso del Suelo, no afectaría a quienes tienen propiedades de hasta 200 metros. A través de la normativa se intenta controlar los denominados “espacios vacíos, de engorde, de 3 000 metros o más”, que encarece el mercado.
Pese a las especulaciones sobre el proyecto, que aún no llega a la Asamblea, el mercado inmobiliario sigue moviéndose en la ciudad. Hasta ayer, domingo 5 de octubre, se desarrolló la segunda feria de la vivienda en el Centro de Exposiciones Quito.
En Hábitat hubo 60 promotores y constructores, que en general ofrecían inmuebles sobre los USD 65 000. Según el Biess, en el 2010 otorgaron 1 003 créditos hipotecarios en Pichincha, la mayoría en Quito. Y hasta agosto, 6 221 en la provincia y 18 807 en el país.
María Belén Trujillo, de 32 años, tiene un hijo de 11. En Hábitat, buscaba una casa del tope de su crédito: USD 30 000. Vio una opción en Calderón. Es madre soltera y trabaja en el Supermaxi de la av. América. No le importa la distancia, solo tener un techo propio. Ni pensaba en la plusvalía.
“En función de plusvalía piensa quien tiene más recursos. Los de menos buscan comprar lo que les alcanza con su presupuesto y comodidad”, dijo Mónica Pástor, de la constructora Corbal.
En contexto
La creación del Biess amplió la opción de compra. De octubre a diciembre del 2010, entregó 1 003 créditos hipotecarios en Pichincha. En el 2011 fueron 7 012. Para el 2013 la cifra llegó a 9 938. En total, en la provincia, hasta hoy suman 32 636.
NO OLVIDE
El Biess financia el 100% de la vivienda terminada o usada a un plazo máximo de 25 años. Se requieren 36 aportes.
Un bono de hasta USD 6 000 entrega el Miduvi si sus ingresos no superan los 2,9 salarios básicos.
Antes de adquirir un inmueble calcule cuánto deberá pagar al mes y sea realista al armar su presupuesto.
Zonas como las del centro norte, de la 12 de Octubre al sector de Iñaquito, superan los USD
1 000 el m2.
Un porcentaje de entrada del 10% mínimo piden las constructoras y vendedores. Sube si no es con Biess.