Vestidos con ternos oscuros, corbata roja y camisa blanca, el alcalde Augusto Barrera; Philippe Baril, presidente de Quiport; y Freddy Égüez, gerente general de la Empresa Pública Metropolitana de Servicios Aeroportuarios, presidieron la ceremonia de inauguración del aeropuerto de Tababela.
En la terminal aérea se vivió una fiesta: hubo música de la Banda Municipal, bocaditos y efusivos discursos. Barrera insistió en que era un día de alegría para la ciudad y el país. “Es el producto del esfuerzo gigantesco y de la tenacidad. Tuvimos días muy duros y muy complejos, y varios golpes sobre la mesa”.
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El nuevo aeropuerto está listo, y en los próximos 21 días técnicos del Municipio realizarán inspecciones para verificar que se hayan cumplido las especificaciones contenidas en el contrato.
Tras cuatro postergaciones y dos años y medio de retraso, el nuevo aeropuerto es una realidad. Su ejecución se inició en el 2002, durante la administración de Paco Moncayo. En ese año se firmó un acuerdo entre el Municipio y el Gobierno de Canadá, para la concesión del aeropuerto Mariscal Sucre, la construcción y administración de la nueva terminal aérea.
Ese contrato estipulaba que el Gobierno canadiense, a través de Quiport, construiría el nuevo aeropuerto, con una inversión de USD 312,88 millones. En el 2003 se iniciaron los trabajos de remoción de tierra en Tababela, una parroquia ubicada a 20 km al nororiente de la capital.
Tres años después empezó la construcción, pero para entonces el costo de la terminal subió a USD 413,7 millones, debido a la ejecución de obras no previstas como un acueducto y un conector vial. El incremento generó que en octubre del 2007 la Contraloría realizara una auditoría a la concesión al Gobierno canadiense.
En el programa de inauguración, ayer, Baril entregó al Alcalde, en un empastado, los documentos de la ejecución de la obra. En ese instante, la ciudad recibía el aeropuerto terminado. “La terminal tiene altos estándares de calidad, cuenta con buena tecnología y ha recibido el reconocimiento de la Asociación de Aeropuertos del Mundo”, aseguró Baril, en su discurso.
Tres alcaldes (Paco Moncayo, Andrés Vallejo y Augusto Barrera) han sido parte del proceso de construcción del aeropuerto. En el 2009, la Contraloría determinó irregularidades en el costo de la obra y ordenó la renegociación del contrato. A la par, el presidente Rafael Correa calificó de “atraco” a la concesión y solicitó que se la revisara.
La renegociación finalizó en el 2011, con la firma de un acuerdo de alianza estratégica entre el Municipio y Quiport, para reanudar las obras. El principal cambio en el contrato fue que el Cabildo recibiría un 12% de las tasas aeroportuarias, lo que representa cerca de USD 800 millones durante los 35 años de concesión. En el anterior contrato se estipulaban USD 300 millones.
Esos ingresos serán utilizados, principalmente, para la construcción del metro y para obras viales. La terminal de Tababela, por sus características técnicas, también permitirá vuelos desde Quito hacia Europa, sin escalas. Para el presidente de la Corporación Canadiense de Inversiones, Andrew Shisko, esa es una gran ventaja para la exportación de rosas y para incentivar la actividad turística.
Según el plan de inversiones del Municipio, la aspiración es que en el próximo año, el sector exportador crezca en un 3% y el turístico, en un 8%. “Heredamos un problema, pero también un sueño”, dijo Barrera, mientras relataba, en síntesis, el tortuoso camino que superó la obra.
El aeropuerto de Tababela empezará a operar el 20 de febrero del próximo año. En las siguientes semanas, se seguirán realizando pruebas de vuelo, se capacitará a los 4 500 trabajadores del Mariscal Sucre y se afinará el plan de mudanza. El propósito es que todas las operaciones aéreas se suspendan en la ciudad solo durante 12 horas (desde las 18:00 del 19 de febrero hasta las 06:00 del siguiente día).
Luego de que se develara la placa que contiene el nombre de la terminal, Barrera, Baril y Égüez posaron para las cámaras, parecía que estaban uniformados. Después fue el turno de los obreros, quienes no querían perderse el recuerdo de ese momento histórico para la ciudad.
Sobre la obra
Estructura. El nuevo aeropuerto tiene una pista de 4 100 metros de longitud, es la segunda más grande de Sudamérica después de la de Buenos Aires.
Inversión. La obra física costó USD 683 millones. Según el Municipio, su construcción generó más de USD 1 000 millones de actividad económica en el país.
Seguridad. La estructura puede soportar un sismo de 9 grados en la escala de Richter y un incendio de hasta 700 grados centígrados de temperatura.