En lo que va de este año, siete ciclistas han sido atropellados en Quito. Dos de ellos han muerto en los últimos 11 días. Gabriela Mejía falleció el domingo pasado, luego de chocar con otro ciclista y caer al piso, mientras participaba en el ciclopaseso. Ella no llevaba casco y sufrió un golpe en su cabeza. Salomé Reyes, en cambio, murió atropellada por un bus, en Cumbayá, mientras entrenaba. Era ciclista élite.
Fernando Merino se libró de ser atropellado por un vehículo, que presuntamente circulaba a exceso de velocidad por la zona ampliada de la ciclovía, entre los kilómetros 5 y 6. Según relato de testigos, él se botó de la bicicleta para evitar que el carro lo arrasara. Martín Varea no corrió con la misma suerte: fue atropellado en el cruce de la calle que está justo antes del ingreso al cañón del río Chiche. Permaneció dos semanas en cuidados intensivos.
Otro caso fue el de Daniel Espinoza. A él lo encontraron inconsciente sobre la calzada de la vía a Tababela. Su bicicleta estaba completamente destruida y fue llevado al Hospital de los Valles, donde le operaron por el tumor que tenía en la cabeza. La de Pablo Vallejo también es una historia lamentable. Él circulaba por la avenida De los Shyris. Según el relato de testigos, un bus le rebasó y se detuvo para recoger pasajeros, no alcanzó a frenar y se impactó contra la parte posterior del vehículo. Otros ciclistas le socorrieron.
Pablo Ochoa también fue atropellado en la av. De la Prensa, mientras entrenaba. Un carro lo embistió por atrás. Se quedó con lesiones de consideración.
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