La mañana del martes 24 de abril del 2018, en el ECU-911 se reunieron los miembros que conformarán las tres mesas de trabajo. Foto: Evelyn Jácome / EL COMERCIO
Catorce falsas amenazas de bomba en los últimos 15 días causaron tensión en la población de Quito. El enfrentar amenazas en la frontera colombo-ecuatoriana cambió la problemática de seguridad a la que la ciudad estaba acostumbrada.
Con el objetivo de generar mecanismos que permitan enfrentar ese tipo de situaciones y activar protocolos de prevención, la Secretaría de Seguridad del Municipio, en una tarea conjunta con 44 dependencias (27 estatales y 17 municipales), conformó un Consejo de Seguridad y trabajará en tres mesas.
Juan Zapata, secretario de Seguridad del Distrito, indicó que en la primera mesa se abordará la política pública. Por ejemplo, se debe normar si áreas sensibles, como la Presidencia o el aeropuerto, requieren medidas como no tener estacionamientos cercanos.
Zapata asegura que se lo hará mediante ordenanzas que serán tratadas inmediatamente.
La segunda mesa está encargada de realizar los estudios integrales de seguridad. Trabajará en tres puntos: determinar áreas sensibles; vulnerabilidades y amenazas para actuar con seguridad activa y pasiva y reducir riesgos; y tener manuales de acción.
Por ejemplo, se determinará qué hacer en el caso de encontrar algo sospechoso en un espacio público, y cómo se procederá en cuanto a operaciones, evacuaciones, entre otros.
Esta semana hubo 14 falsas amenazas de bomba. Cuatro fueron en establecimientos educativos. También hubo intimidaciones a dependencias gubernamentales y espacios públicos, y en dos ocasiones se encontraron mochilas abandonadas en esos puntos.
La tercera mesa tiene que ver con la capacitación y concienciación ciudadana y trabajará en dos frentes: el manejo responsable de redes sociales y capacitación a la población.
El Consejo de la Judicatura, la Fiscalía, los ministerios del Interior, de Defensa y de Educación, Bomberos y Epmaps son algunos de los entes que tienen como misión analizar la situación de Quito, debilidades y fortalezas, y crear protocolos de acción.
La próxima semana se definirán cuáles son los puntos más vulnerables de Quito, pero en un inicio se identificaron al menos 27. Los principales: tomas de agua, aeropuerto, instituciones educativas, paradas de buses, estacionamientos, espacios públicos y patrimoniales. Cada uno tendrá su propio plan con su manual.
Las mesas, cada una conformada por al menos 60 personas, se reunirán todos los martes, con excepción de la siguiente semana, que se reunirán miércoles. En un mes se realizará un Consejo de Seguridad donde se darán a conocer los primeros resultados.
Para Diego Tipán, subsecretario de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, Ecuador debe estar preparado para la conflictividad que vivió Colombia por más de 40 años. “Ellos enfrentaron el tema de amenazas, coches bomba, secuestros… y aprendieron de esos conflictos, por lo que el Ministerio de Defensa de Colombia trabaja directamente con el Ministerio del Interior”.
Según Tipán, se pidió información sobre su experiencia y ese material será analizado en las mesas. Además, se recibirá asesoría técnica de parte del vecino del norte. Así -indica- se conocerán, por ejemplo, los lugares donde recibieron atentados, cuáles son los blancos, horas más vulnerables, etc.
Una vez que este plan tome vuelo en Quito, se puede exportar a ciudades como Guayaquil, Manta o Cuenca.
¿Cuánto tiempo le va llevar a Quito prepararse? “Es una preparación constante. Sin embargo, una vez teniendo en claro los protocolos, las hojas de ruta, los modelos de capacitación y la reestructuración del reordenamiento territorial, en un proceso de cuatro meses estaríamos listos con el primer paso para tener coordinadas las acciones frente a amenazas”, asegura Tipán.
Para César Montalvo, experto en seguridad ciudadana, la conformación de estas mesas es el primer paso para empezar a formar una cultura de seguridad en Quito.
Se deben estructurar los espacios públicos para que sean más seguros. Es clave -señala- buscar asesoría de expertos de Estados Unidos, porque por más buena intención que tengan las autoridades locales, este es un problema que nunca antes se ha enfrentado y no hay experiencia previa. “La gente -dice- también debe colaborar manteniendo la calma”.