Testimonio. Carmen Olmedo.
Todos los días, a las 05:30, bajo caminando desde La Tola hasta La Marín. No es peligroso porque a esa hora ya me encuentro con otros vecinos.
La mayoría de choferes se para bien hasta que yo me pueda subir. Viajo en bus hasta la el sector del Colegio Espejo, donde me entregan los periódicos que vendo en mi negocio.
Desde ahí camino siempre acompañado de una de mis hijas hasta mi negocio. Para caminar utilizo un bastón. Cuando voy a cruzar una calle, la mayoría de choferes detiene sus carros hasta que termine de cruzar.
A veces es difícil caminar por algunas veredas porque hay huecos o cosas que estorban cuando uno quiere pasar.
Hace 65 años empecé a vender periódicos en la esquina de la av. 10 de Agosto y Bogotá. Lo más difícil del trabajo es la gran cantidad de humo que botan los carros y el ruido que en los últimos días se ha incrementado por la repavimentación de la vía del trolebús. Permanezco en el quiosco hasta las 22:00.
Los buses que suben al barrio La Tola solo trabajan hasta las 19:00. Por eso, cuando regreso a mi casa tengo que ir hasta el sector del coliseo Julio César Hidalgo, donde se puede tomar uno de los taxirrutas que suben al barrio. El pasaje no varía. Cuesta USD 0,25. Los taxistas ofrecen el servicio hasta muy tarde y se viaja más seguro.
En la ciudad se deberían mejorar los horarios de servicio de los buses convencionales.