En una cuadra de la calle 18 de Septiembre, desde la intersección con la Versalles hasta el cruce con la av. América, en el norte de Quito, atienden cinco funerarias y 15 floristerías.
Ver a personas caminar con vestimenta negra es común por el sector, comenta Irene Guachamín, administradora de la florería América. Mientras arregla un adorno floral en forma de cruz, comenta que sus padres decidieron instalar el negocio en esa calle hace 30 años. En ese año (1982), en la 18 de Septiembre la única funeraria instalada era la Funeraria Nacional.
Esta entidad mortuoria fue fundada el 8 de junio de 1851 en Quito, con un fin social de beneficencia. Su primer local se abrió en las calles García Moreno y Sucre, en el Centro Histórico.
Son las 09:40 y el sonido de las ambulancias que salen y llegan al Hospital Carlos Andrade Marín, la paralización momentánea del tránsito para que salga una carroza fúnebre y el llanto, unas veces tenue y otras veces fuerte de las personas que perdieron a un ser querido parece no llamar la atención de los vecinos.
Andrés Sigcha, quien circula por la acera hacia la Universidad Central, observa los ataudes de diferentes tamaños y colores, acompañados de imágenes religiosas y adornos florales. “Estos negocios siempre han estado ubicados en este sitio. Paso por aquí de lunes a viernes y la imagen es la misma”, dice el quiteño, de 32 años.
El día avanza, y por la calle un grupo de jóvenes camina con un arreglo floral hasta la Funeraria Los Lirios. Allí hay cinco salas de velación. Este local tiene un convenio con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Por ello, la mayoría de cuerpos que llegan a la funeraria lo hacen desde la morgue del hospital.
Patricia Donoso trabaja hace cuatro años como captadora de cadáveres. Ella es la primera persona a quien contactan los familiares para contratar los servicios mortuorios.
[[OBJECT]]
Se encarga de coordinar la movilización, la tanatopraxia (preparación del cuerpo para el funeral), el ataúd y el entierro. En el lado sur de la funeraria hay una pequeña sala, en la cual, Eduardo Paredes y Walter Carvajal son los encargados de traer los cadáveres desde la morgue. Ellos practican la formolización y el maquillaje.
En los cinco años de trabajo que llevan son múltiples las anécdotas que han vivido. En algunas se han llevado un gran susto, como la vez en la que una persona, en estado etílico, por equivocación se acostó en la camilla en la que iba a ser trasladado un cadáver.
“Antes de llegar a la funeraria se despertó, todos gritamos y salimos corriendo”, recuerda.
Ellos cuentan que su trabajo no tiene horario. “Todos sabemos con certeza la hora de nuestro nacimiento, pero nunca la de nuestra muerte”, comenta Donoso, mientras sale apresurada desde la funeraria hasta la morgue del hospital. A través de una llamada a su celular le comunicaron que una persona falleció.
La mujer se aleja por en medio de algunos comerciantes informales que han instalado varios negocios de flores y tarjetas.
En la esquina del hospital hay una relojería. Ahí, Luis Antonio Cisneros trabaja desde hace 20 años. En este tiempo ha visto que las funerarias y floristerías han aumentado. “El servicio de estos negocios es bueno, a pesar de que no todas cuentan con parqueadero y se convierte en un problema para quienes circulan por aquí”.
Con nostalgia recuerda que antes los velatorios eran distintos a los de ahora. “El funeral ya no tiene ese sentimentalismo antiguo (tres días de velación). Era una reunión social a la que acudían los familiares, amigos y vecinos a acompañar con canelazos, comida y música. Ahora, esta tradición ha cambiado. Los velatorios son más rápidos y prácticos”. En esta cuadra de la 18 de Septiembre todos los días hay un funeral.
Las cifras
Cementerio El Batán. En el nuevo pabellón se pagan USD 660 y en el antiguo, hasta USD 380. Después de 4 años, la renovación cuesta entre USD 45 y 145 anual. El costo de los espacios en propiedad alcanza los USD 4 000.
Cementerio San Diego. Inicialmente, en el nuevo pabellón se pagan USD 380 y en el antiguo, USD 480. La tarifa anual que se cancela después de cuatro años va desde USD 35 a 90.
Entierros. Mensualmente, en El Batán se realizan 140 sepelios y en el cementerio de San Diego, el promedio es de 75. Al día, las funerarias atienden de tres a cuatro velaciones.
10 074 personas fallecieron en Quito, en el 2010, según el Censo levantado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).No hay una cifra del año pasado.
12 cementerioshay en el Distrito, entre públicos y privados. Los camposantos están divididos entre pabellones, bloques, mausoleos y tumbas al piso.
1 168 dólares cuestan los servicios mortuorios que se realizan en la Funeraria Los Lirios. Este es el valor que cubre el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.