El desempeño de los agentes civiles de tránsito en las vías de la ciudad aún tiene una aceptación parcial. A pesar de que han transcurrido casi dos meses desde que iniciaron sus labores, entre la ciudadanía hay quienes no encuentran en ellos la figura de autoridad.
Rubén Cajamarca, conductor, considera que a los agentes civiles aún se los siente inseguros al momento de dirigir la circulación vehicular. Él lo ve en la postura frente a los carros y en la manera de dirigirse hacia los conductores. También en que se quedan en las esquinas como observadores. Pide que algunos dejen de conversar por celular y se dediquen a vigilar.
Uno de los uniformados que estuvo el viernes en La Marín cuestiona esa observación. Según el agente, las personas aún no se acostumbran al cambio y encuentran todo tipo de reparos en ellos. Él sostiene que, cuando están juntos, los uniformados se distribuyen zonas o asignan actividades.
Félix Vera es peatón. Él cree que el problema radica en que los agentes no demuestran confianza y seguridad al enfrentarse a los conductores. “La gente les pita e insulta cuando no hacen seguir la circulación. Muchos no se fijan en que hacen pasar a las personas”. Incluso, relató, que existen casos en que hay choferes que no se detienen ante su señal de pare.
Para el experto en seguridad vial, Guillermo Abad, los agentes deberían tener mayor capacitación para hacer frente a estas adversidades. Un aprendizaje continuo les dará solvencia al momento de tratar con personas irrespetuosas, dice. Él asegura que ante el conocimiento de la legislación que les ampara (Constitución, por ejemplo) no habrá quién pueda refutar ni podrán ser sorprendidos por personas que aduzcan saber más sobre las normas de la Ley de Tránsito.
Una de las acciones positivas que especialistas y conductores destacan del personal de la AMT es que en las intersecciones se controla que no haya carros obstaculizando la circulación vehicular. Esto es visible en el Centro Histórico y también se evidenció en diciembre, cuando los agentes contribuyeron a dar fluidez a vías de alto tránsito, impidiendo por ejemplo giros en esquinas de alta congestión.
Pero Ximena Mera cuestiona que los vigilantes discutan con los contraventores. Hace un mes, cuando conducía, discutió con un uniformado en el sector de El Nacional en Tumbaco. Debía curvar hacia el balneario de Cununyacu pero el agente se lo impidió cuando tenía la luz verde para hacerlo. Esto la molestó y por eso le increpó. Ella reconoció que de ser un policía nacional no lo hubiese hecho.
Para Abad, este es uno de los errores que debe evitar un agente. Si va a sancionar lo debe hacer bajo los parámetros de la Ley de Tránsito. La discusión le resta autoridad.
César Arias, técnico en movilidad, dice que el principal reto que deben asumir los uniformados civiles es demostrar que el tránsito vehicular está mejor que cuando lo controlaba la Policía Nacional. Eso será visible cuando la movilidad en el Distrito sea más fluida.
Para el experto es importante destacar que los cambios llevan un proceso. Que en esta primera etapa se han evidenciado algunas fallas, en especial, la inseguridad. Pero, son temas que se deben superar con el tiempo y que se deben cambiar esquemas que manejaba la Policía Nacional y contar con una profunda preparación técnica en movilidad.
Walter Enríquez, supervisor de la AMT, dijo a este Diario, que las falencias detectadas en la institución se superarán de a poco y que todo es parte de un proceso. Según la entidad, los hechos no evidencian una debilidad en el accionar de los agentes de tránsito. En menos de dos meses ellos han entregado más de 18 000 boletas de infracción y han intervenido en 700 accidentes en las vías.
Carlos Roberto de La Torre, agente civil, destaca que hace seis meses, cuando fueron a las calles, hubo recelo mutuo con choferes, ciudadanos y policías. “Pero poco a poco hemos ganado confianza y autoestima, los conductores saben que deben cumplir las leyes de tránsito y que el peatón tiene la prioridad”. Para él la calle es una escuela para aprender. Dice que quienes aseguran que hay agentes que se pasan en el celular se basan en una percepción errónea, porque los vigilantes tienen prohibido usar el teléfono en la jornada laboral.
Según Abad, una fórmula para fortalecer la imagen del agente sería darle la potestad legal de arrestar a un conductor que comete un delito.
En contexto. 1 240 agentes civiles de tránsito asumieron el control en la ciudad desde noviembre del 2013. Comparten esta tarea con 500 uniformados de la Policía Nacional, quienes colaboran en accidentes de tránsito graves y en delitos.
No olvide
- La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) habilitó el correo electrónico denunciasamt@quito.gob.ec para receptar las quejas.
- Los uniformados comparten esta tarea con 500 policías nacionales. Ellos intervienen cuando hay accidentes graves y delitos.
- El 11 de noviembre del 2013 el Municipio de Quito asumió el control del tránsito en la ciudad. Se cuenta con 1 240 agentes civiles.