Tres restauraciones en 54 años ha tenido el mural ‘Historia del hombre y la cultura’, del maestro Oswaldo Guayasamín. La obra de 10 metros de alto por 17,90 de ancho es la ‘cara’ no solo de la Facultad de Jurisprudencia sino de la Universidad Central.
Para Rodrigo Oña, estudiante de noveno semestre de esta facultad, es un símbolo de la universidad y de la ciudad, pues representa la lucha y fortaleza para lanzar los proyectos.
Esta última intervención duró tres meses y 15 días, culminó el 12 de diciembre pasado, estuvo a cargo de los restauradores Galo Villagómez y Pedro Burgos. Lucía Chamorro fue la fiscalizadora. La recuperación era necesaria. La humedad, fisuras y fallas estructurales en la pared provocaron la caída de las teselas (tipo de baldosas). Según Burgos, el mural tenía un 60% de desprendimiento.
Se hizo una consolidación estructural, se puso malla y anclajes metálicos en la pared. Luego se procedió, como un rompecabezas, a colocar las teselas. Fue una tarea meticulosa porque son de diferente tamaño y forma (redondas, rectangulares, romboides, etc.).
Se acudió a la Fundación Guayasamín para contar con piezas originales. Los restauradores coinciden que una de las razones para el deterioro de la obra es que está expuesta al clima (lluvia, sol, esmog…).
Fausto Guayasamín, jefe de Control de Bienes, agrega un factor más, las bombas lacrimógenas. Cuando hay protestas estos artefactos son lanzados y muchos golpean al mural. Según Lucía Chamorro, se encontraron las huellas de los impactos, por donde se filtró el agua.
Villagómez y Burgos recomiendan darle mantenimiento cada año.