Estudiantes del Colegio Borja 1 participaron en el acto religioso. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Siete canónigos caminan con sus sotanas negras. Lo hacen de forma lenta, pausada. Al mismo tiempo una melodía fúnebre se escucha en las cuatro paredes de la Catedral de Quito, en el Centro Histórico. A su lado estudiantes del Colegio Borja 1 sostenían los extremos de la sotana y la cauda. Además tenían en sus manos velas largas encendidas.
El Arrastre de Caudas es uno de los eventos centrales que se realizan por la Semana Santa y se realizó al mediodía se este miércoles 23 de marzo del 2016.
En medio del paso lento de los canónigos se observa el paso de la bandera negra con una cruz roja en medio. Con esta se cobija a las siete personas vestidas de negro. Al final, el arzobispo Fausto Trávez llevaba en sus manos la cruz del cristianismo, una reliquia de oro y piedras preciosas.
El evento religioso se celebra desde hace más de 2000 años, en la época del imperio romano que gobernaba territorios como Palestina y Jerusalén. El jefe sobreviviente de la legión batía el estandarte sobre el cuerpo del héroe fallecido para captar la valentía, los méritos y el espíritu del general difunto.
En el caso católico se transforma ese rito militar romano en un símbolo de recogimiento de los pecados de los seres humanos. El negro de la cauda y de los trajes simboliza la maldad del individuo.
Posteriormente, el Arzobispo bate la bandera sobre el altar (cuerpo de Cristo) y sobre los canónigos como un símbolo de triunfo de Cristo sobre la muerte. El objetivo que la humanidad reciba las cualidades del hijo de Dios.
Al momento, los siete canónigos se colocan en sus posiciones para que les cubra la bandera.
Las personas que asistieron al evento miran con asombro el evento místico. Mercedes Tufiño asistió junto a su hermana. Es la primera vez que asiste y se llenó de emoción al ver el acto. “La solemnidad y el respeto hacia Dios es único. Es un evento lleno de amor hacia nuestro creador. Me siento emocionada”, aseguró.