En las noches los taxis se aglomeran en zonas comerciales o de recreación como la NN.UU., para conseguir pasajeros. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
La suspensión del proceso de regularización de taxis deja abierta la posibilidad de ampliar plazos y de aumentar la cantidad de permisos de operación que se podrían entregar, de acuerdo con la resolución establecida por el Concejo Metropolitano de Quito.
El documento emitido el 10 de mayo del 2018 tiene dos puntos y en el segundo se señala que de ser necesario se podría aplicar un “procedimiento legislativo para reformar las ordenanzas 177 y 195, que regulan el proceso.
La suspensión tiene el objetivo de permitir la implementación de las recomendaciones que realizó la Comisión Especial de vigilancia de asignación de nuevos cupos para taxis.
Según la concejala Luisa Maldonado, quien preside esa instancia, se debe contemplar la posibilidad de cambiar el número original de plazas disponibles si al finalizar la auditoría que recomendó la comisión se comprueba que hay más candidatos idóneos que los 8 693 que determinó el estudio y que constan en la normativa vigente.
Además, todo el trabajo que debía estar originalmente listo en julio tendrá retrasos. Previamente ya había demoras en el proceso, a lo que se suman los dos meses que dispuso el Concejo para que se realice una auditoría y el tiempo que se necesitará para el análisis e implementación de sus resultados.
Maldonado calcula que frente a este escenario, podría completarse en diciembre del 2018.
Esta comisión fue creada en julio del 2017 y desde esa fecha ha realizado 16 sesiones, tres inspecciones y seis mesas de trabajo. Además, ha recibido alrededor de 500 reclamos por problemas administrativos dentro del proceso que se diferencian de las cerca de 100 denuncias que investiga la Fiscalía, por un supuesto caso de asociación ilícita y red de corrupción en la entrega de cupos para taxis regulares.
Para el experto en temas de movilidad César Arias, todo el problema que se ha desatado a raíz de la regularización de este modo de transporte tiene que ver con un tema de la confusión de políticas en la movilidad. Según su criterio, desde los años noventa se habla en Quito de la necesidad de dar preferencia al transporte público, a través de carriles preferenciales, compra de nuevos buses, mejora en el servicio, entre otras acciones.
Sin embargo, Arias afirma que la política cambió cuando se otorgaron beneficios a los taxistas como exenciones de impuestos, facilidades para la compra de vehículos y, en el 2010, incluso fueron excluidos de la medida del pico y placa.
A criterio del analista, esto abrió un mercado para los taxistas, porque la gente que debía dejar su auto en casa un día a la semana, prefería tomar taxi que subir a un bus. “Eso generó una demanda adicional porque el taxi pasó a ser un buen negocio”. Por ello sugiere que para frenar el incremento de personas que ofrecen el servicio, el Cabildo debería aplicar la medida que restringe la circulación de 07:00 a 09:30 y de 16:00 a 19:30.
Fernando Valdez, presidente de la Federación de Taxis Ejecutivos del Ecuador, afirma que el gremio no tiene miedo de nuevas evaluaciones o auditorías porque hay personas que no tienen inconvenientes en probar que son “taxistas históricos” y tienen los documentos para probarlo.
Agrega que el gremio respalda que la Agencia Metropolitana de Tránsito, la Fiscalía y cualquier entidad realicen controles necesarios, pero pide que se respete la normativa, los plazos previstos y a quienes ya han avanzado en el proceso de regularización.
Hasta ahora, 7 338 unidades cuentan con un certificado de idoneidad, pero aún no tienen un permiso de operaciones que les permita trabajar de manera regularizada.
Desde la perspectiva del usuario, el taxismo no necesariamente requiere de incrementar unidades sino de mejorar el servicio. Para Fernanda Yépez, quien regularmente toma unidades a través de Easy Taxi, esa ha sido la única manera de ocupar taxis regularizados sin tener problemas.
De otro modo, es común encontrarse con conductores que se niegan a ir al norte o sur de la ciudad o que buscan pretextos para encender el taxímetro, a pesar de que este debe usarse de forma obligatoria y a cualquier hora del día.
Yépez afirma que al tomar un taxi identificado y con los permisos en regla en la calle, es normal enfrentarse a ese tipo de problemas y por ello prefiere usar aplicaciones como Easy Taxi y Uber. Por eso cree que mientras exista el mismo modelo administrativo y cultural en este gremio, el servicio hacia el usuario no mejorará, aunque haya más autos circulando para transportarlo.