El humo y el olor de los secos en el restaurante manaba dan movimiento a la entrada a Pifo, al nororiente de Quito. Una docena de comensales presurosos saborean su almuerzo, desde las 11:00 del jueves 19 de mayo, en el local que tiene una extensión de dos por cinco metros.
Jairo Chavarría atiende el negocio, donde trabaja con otros tres miembros de su familia. Venden secos y guatita desde USD 1. En su voz transmite la esperanza de volver a la normalidad. Una realidad cada vez más cercana, luego de que tuvo que cerrar su negocio por casi un año, cuando se inició la pandemia en 2020, tras atender por tres años.
“No sé cuántos platos vendo al día. Lo que sí sé es que cada vez viene más gente”, manifiesta con emoción el comerciante.
Sus clientes son trabajadores del aeropuerto, pasajeros y familias que se trasladan hasta la terminal aérea para dejar o recoger pasajeros.
Se ha recuperado el 100% de destinos
De acuerdo con Luis Galárraga, gerente de Comunicación de la corporación Quiport, que maneja el aeropuerto, la tendencia se sostiene al alza desde marzo de este año. Asegura que recuperaron el 100% de destinos y al menos el 80% de los pasajeros.
En marzo se registró el tránsito de 336 000 viajeros. En abril la cifra subió a 372 000. Aunque no se ha recuperado la normalidad prepandemia, cuando la cantidad de pasajeros era de 418 000 en promedio mensual, los números son alentadores.
Así lo siente también Hugo Álvarez, de 55 años, quien trabaja con su taxi en la terminal aérea desde 2013, cuando inició sus operaciones. Su jornada es de 24 horas, pasando un día.
En ese tiempo realiza de tres a cinco carreras, con un precio fijo por sector. A los lugares más cercanos, dentro del valle de Tumbaco, la tarifa permitida es de USD 15, mientras que hasta la terminal sur de Quitumbe, es de USD 33.
“Sí se siente la mejoría. Hay pasajeros y ya se puede trabajar por lo menos tres días por semana”, manifiesta, mientras espera salir con su segunda carrera al mediodía.
En ese punto trabajan alrededor de 230 unidades de taxis, pertenecientes a las cooperativas de sectores cercanos.
El presidente del GAD parroquial de Puembo, Patricio Carrera, también siente la mejora en su comunidad. Incluso cuenta que muchos ciudadanos se mudaron a vivir ahí en la época de la pandemia. Con ellos suman 22 000 los habitantes de la parroquia, ubicada al noreste de la capital.
Un ejemplo que plantea para evidenciar la reactivación económica son las farmacias. Hasta 2019 había tres y ahora ya suman 15.
Lo mismo ha ocurrido con restaurantes, peluquerías y muchos otros negocios. “La gente todavía se cuida, pero las actividades se desarrollan prácticamente normales”, añade.
A los moradores de las parroquias aledañas al aeropuerto Mariscal Sucre les dan preferencia a la hora de contratar personal. “Se encuentran en nuestra base de datos, porque viven más cerca y es el compromiso de aportar al crecimiento de la comunidad”, explica Luis Galárraga.
De los 7 000 trabajadores que tiene el aeropuerto, incluidos los de aerolíneas, un 60% son residentes de una de las seis parroquias vecinas, estima el representante de Quiport.
Reactivación en Tababela
La reactivación también se siente en la parroquia de Tababela, donde se ubica la terminal aérea. María Collaguazo tiene una pequeña tienda en la parte frontal de su casa y ese es el sustento para sus dos hijos.
“Cuando no funciona el aeropuerto pasamos necesidades, porque no se vende”, recuerda de las peores épocas del confinamiento por covid-19. Afortunadamente, su casa es propia y eso le da un respiro, más aún ahora que los clientes llegan con más frecuencia.
En otra parroquia, Yaruquí, que está a 15 minutos del aeropuerto, los días son más movidos. Hay más emprendimientos y la gente se ve más motivada, asegura Normita Núñez, que vive en el lugar hace más de 20 años.
Ella tiene un negocio de artesanías en su casa y se siente más tranquila económicamente. “Ya estoy vendiendo como era antes, normal”, dice feliz.
Durante los últimos tiempos ha logrado ventas por USD 300 cada mes, a diferencia de los USD 50 que llegó a registrar en el peor mes de 2021.
En 2020 casi no atendió por miedo a la enfermedad y porque no pasaban turistas, que son sus mejores clientes.
Documentos
Los requisitos para ingresar al país son el carné de vacunación con dos dosis o una prueba PCR negativa con 72 horas de anticipación al viaje.
La declaración de salud debe ser llenada por los viajeros y está disponible en su web (https://declaracionsalud-viajero.msp.gob.ec/). Los menores de 3 años no deben cumplir ningún requisito.
El levantamiento de restricciones reactivó el movimiento de viajeros, lo cual favoreció a quienes viven de la actividad turística.
En toda la comunidad aeroportuaria hay aproximadamente 7 000 trabajadores. En la época prepandemia eran 8 300 y durante los peores momentos bajó a 5 000.
El lugar de residencia de los trabajadores es importante. Las seis parroquias vecinas del aeropuerto cuentan con una base de datos que es tomada en cuenta en el momento de contratar personal.