Los rastreadores trabajan en el Colegio Fernández Madrid en turnos de ocho horas. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
El aula de computación del Colegio Fernández Madrid, en el Centro de Quito, se convirtió en la base de operaciones de 60 rastreadores que buscan casos de covid-19.
Este trabajo se realiza desde el 29 de septiembre del 2020. Desde entonces, se ha notificado a 25 436 personas sobre el resultado de sus pruebas.
Johnny Sayay es médico general y uno de los rastreadores. El viernes 22 de enero del 2021, a través de una videollamada, notificó a Fernando (nombre protegido), que su test resultó positivo. “¿Qué síntomas tiene?”, preguntó mientras anotó los datos en el computador.
Ese día, entre las 07:45 y las 10:30, los rastreadores ya habían notificado 50 casos positivos a gente que reside en el sur de la capital. También se confirmaron 20 en el norte y otros 20 en el Centro.
Sin embargo, el personal destinado a esta actividad no es suficiente, considerando que Quito es la ciudad más poblada del país, con más de 2,7 millones de habitantes, y es la que tiene más contagios, dice Ximena Abarca, secretaria de Salud del Municipio.
Cuando la estrategia de rastreo fue anunciada, en septiembre pasado, se habló de que el trabajo se realizaría de la mano de la academia. Abarca dijo que hubo conversaciones con la Pontificia Universidad Católica, la UTE y la Universidad Central.
Pero, según el Municipio, las universidades comunicaron que se requería una fuerte inversión de recursos y tiempo de los docentes y estudiantes, por lo que no podían comprometerse. Así, el Cabildo se hizo cargo de esta estrategia.
Por su lado, la UTE informó que en efecto, fue parte de las universidades que propusieron un esquema de rastreo y seguimiento de contactos, pero hasta el momento están a la espera de las directrices del Municipio; no obstante, aún no hay nada concreto.
El rastreo se inicia con la toma de muestras y atenciones en los puntos de triaje y brigadas móviles. Los datos son remitidos a los buscadores, para notificar los resultados de las pruebas de diagnóstico.
Del total de las llamadas, 17 705 fueron para personas cuyo resultado fue negativo. Las 5 025 restantes fueron casos positivos. En ese momento se activó el rastreo.
La epidemióloga Andrea Gómez señaló que una estrategia de búsqueda requiere de al menos un rastreador por cada 2 000 o 5 000 habitantes. Sin embargo, no solo se toma en cuenta la cantidad de personas sino también la distancia que hay entre un hogar y otro, la cantidad de casos confirmados y la incidencia.
Abarca manifestó que para el lanzamiento de la estrategia se calculó que Quito requería de al menos 600 rastreadores. También se contempló que, dependiendo de la situación epidemiológica, esa cifra podría aumentar.
Actualmente, el Municipio trabaja con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la posibilidad de obtener fondos para aumentar 15 brigadas más de atención. Para eso hay un presupuesto de USD 300 000.
La Secretaria de Salud agregó que esas brigadas se conformarían con profesionales que serán parte de la atención a pacientes y también del rastreo de nuevos casos.
El Municipio también monitorea a los pacientes. Desde septiembre ha hecho seguimiento a 5 468 personas con llamadas. En puntos de triaje y brigadas se ha atendido a 80 127 personas.
Quito sigue siendo el cantón con más infectados de la provincia y del país. Hasta ayer, 26 de enero, el Ministerio de Salud confirmó 77 981 casos (ver gráfico).
El Cabildo intenta controlar las aglomeraciones, para lo cual se dispuso un límite del aforo en restaurantes, centros comerciales y en el transporte público, que es del 50%.
Asimismo, se endureció la restricción vehicular y se realizan operativos para que la gente cumpla las medidas de bioseguridad.