En la estación del Playón, donde operan la Ecovía y el Corredor Central Norte, los pasajeros no respetan la distancia. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Tras 44 días del cambio a semáforo amarillo en Quito, en el transporte municipal y público se registran tres problemas: aglomeraciones en las paradas, irrespeto del aforo del 50% y baja demanda de pasajeros.
El Playón de La Marín, donde confluyen la Ecovía y el Corredor Central Norte, es uno de los sitios donde más aglomeraciones se reportan. A las 08:00 del miércoles 15 de julio del 2020, por ejemplo, decenas de usuarios que portaban mascarillas se formaban unos tras otros sin respetar los dos metros de distancia. Ahí esperaban uno de los articulados para trasladarlos hacia el norte de la capital.
Al arribar la unidad, la gente pugnaba por entrar. Berenice Torres se moviliza desde La Marín hacia la terminal Río Coca (norte). Trabaja en el cuidado de una persona con discapacidad y cuenta que a diario tarda entre 15 y 20 minutos en abordar un articulado. “Como hay menos unidades los pasajeros nos tardamos mucho en esperar y varias veces he llegado tarde al trabajo”.
Las personas se aglomeran para esperar subir en un bus del sistema de transporte metropolitano. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
La Ecovía y el Trolebús cuentan con 243 articulados. El número de unidades que opera a diario depende de la demanda. El miércoles, por ejemplo, trabajaron con 164 unidades.
La Empresa Metropolitana de Transporte de Pasajeros informó que la frecuencia de salida de un articulado de la Ecovía oscila entre 2 y 5 minutos. Sin embargo, el usuario Édison Mármol dijo que debe esperar entre 10 y 15 minutos.
Guillermo Abad, secretario de Movilidad del Municipio, señala que se ha identificado al Playón como la parada donde se registra una mayor congestión, por la cantidad de pasajeros que llegan del sur, el centro y el valle de Los Chillos.
Las personas no respetan la distancia social, cuando buscan abordar los buses en La Marín, en Quito. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
En el resto de estaciones -Río Coca, El Labrador, La Ofelia- no se presentan mayores inconvenientes porque la demanda de pasajeros ha disminuido. Un ejemplo: mientras en febrero y marzo el promedio diario de usuarios fue de 500 000, desde el cambio de semáforo se reportan 128 000 traslados al día en todas las rutas del sistema.
El COE nacional resolvió que el transporte público funcione con el 50% de aforo para evitar contagios de covid-19.
Un articulado tiene capacidad para 160 pasajeros, pero durante la emergencia solo pueden trasladar 80. En los biarticulados se permite hasta 110 personas.
La empresa de pasajeros dijo que desde el centro de control se monitorean las 152 cámaras ubicadas en todo el sistema, verificando que los usuarios cumplan con las normas de bioseguridad: uso de mascarillas, distanciamiento y respeto al aforo.
Pero en el caso del transporte convencional, eso no siempre ocurre. El miércoles, en la parada de buses de la avenida Pichincha, los pasajeros se aglomeraron para tomar una unidad que se dirigía a Carcelén. Dentro del vehículo había personas sentadas unas junto a otras, sin respetar el distanciamiento. En Carapungo (norte) varios buses tampoco cumplieron con el aforo del 50% y llevaban personas de pie.
Los usuarios trataban de ingresar masivamente a las unidades, pese a que los buses solo deben viajar con la mitad de su capacidad. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Desde el 3 de junio, la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) ha inspeccionado 21 796 unidades de transporte público. De ese total, 41 incumplieron con el aforo permitido.
La reducción de la demanda debido a la pandemia mermó los ingresos tanto del Municipio como de las operadoras de buses privados.
Actualmente, el Trolebús, la Ecovía y el Corredor Sur Occidental operan con un 75% menos de pasajeros diarios con relación a un día normal. Según la Empresa de Pasajeros, diariamente se han dejado de recaudar USD 77 244.
José Santamaría, representante de la Cámara de Transporte Urbano de Quito, que aglutina al 90% de las operadoras privadas, indica que están trabajando con el 50% de sus unidades. En Quito, la flota cuenta con un total de 3 000.
En un inicio, con el anuncio de la reactivación se propusieron laborar con todos sus buses. Sin embargo, el dirigente dijo que el valor actual del pasaje (0,25 centavos) no solventa el costo de operación.
“Un bus necesita un ingreso diario de USD 160 para cubrir el costo de operación y las cuotas con entidades bancarias. Eso se consigue en un día normal. Ahora, con el aforo se alcanza USD 80”, expresó.
Berenice confiesa tener miedo de contagiarse de covid-19 en un bus. La empresa municipal tiene 633 trabajadores, de ellos siete conductores se han contagiado, aunque la Secretaría de Salud reporta 65 casos, entre fiscalizadores y funcionarios. En el transporte urbano, en cambio, hay 5 000 conductores; ahí se registran entre un 3 y 4% de casos positivos.