En Ciudad Futura se cayó una casa que carecía de normas técnicas y que no aguantó el temblor del 16 de abril. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO
El terremoto de 7.8 grados de magnitud en la escala de Richter, registrado el 16 de abril, generó una discusión sobre el estado de las construcciones. Quito, ubicada a casi 152 kilómetros de distancia de Pedernales, Manabí, no está alejada de esta realidad.
En la capital la cifra de construcciones realizadas sin normas técnicas bordea el 60%, según datos de la Cámara de la Industria de la Construcción (Camicon). En cifras estimadas, son 435 000 predios edificados de los 725 000 registrados. En estos casos no se cuenta con estudios de suelo, planos arquitectónicos ni planos estructurales requeridos.
Las viviendas con estas características y sus ocupantes podrían estar eventualmente expuestos en casos de riesgos, precisó Silverio Durán, presidente de la Camicon. “Después de tragedias como las de Manabí empezamos a abrir la ojos, ojalá que esto no sea momentáneo”.
Quito no esta exenta de movimientos telúricos. La ciudad está asentada sobre una falla geológica que se inicia a la altura de la población de Tambillo, al sur; y, avanza hacia el norte, hasta San Antonio de Pichincha. Esta tiene una longitud aproximada de 47 a 50 kilómetros, según el Atlas de Amenazas Naturales de Quito.
El evento del 16 abril no tuvo relación con esta falla. Lo que sintieron los habitantes de Quito fueron las ondas sísmicas que provenían desde el epicentro ubicado en Pedernales. Por la distancia, la frecuencia y la fuerza, las ondas fueron menores a las sentidas en la zona costera. Esto guarda relación con las secuelas que dejó el terremoto en el Distrito: 18 personas evacuadas y afectaciones en tres iglesias, una capilla y siete viviendas. De estas últimas una colapsó totalmente.
Una de las posibles razones por las que la edificación de Ciudad Futura, en Guamaní, quedara en escombros fue la insuficiente resistencia del hormigón. La norma establece 210 kilos por centímetro cuadrado y la estructura de la casa tenía 60, explicó Mercedes Villacís, jefa de Laboratorio de la Facultad de Ingeniería Civil de la Politécnica Nacional (EPN).
Para garantizar la inversión en la construcción, especialistas en este ámbito recomendaron cumplir la Norma Ecuatoriana de Construcción 2015. Según el caso, para ejecutar obras nuevas en Quito se debe obtener un permiso, previo la aprobación de planos. Para las edificaciones antiguas, que no cumplieron estos procedimientos, se debe realizar un proceso de reconocimiento. Este trámite permitirá, incluso, tener una seguridad jurídica sobre el inmueble. Se lo podrá hipotecar o también dejarlo como herencia.
En el primer caso, entre el 2015 y 2016 se han emitido
2 209 licencias de construcción. Las solicitudes para hacer el reconocimiento de las construcciones sin normas técnicas, en cambio, ascienden a 2 000 desde la anterior administración municipal hasta octubre del 2015.
Los costos y tiempos que demanda los procedimientos son unos de los principales pretextos para omitir estos trámites. Sin embargo, Felipe Corral, director de la Entidad Colaboradora, encargada de revisar los planos arquitectónicos y estructurales, mencionó que los procesos en este organismo se están agilitando. Desde el 2015 han emitido 7 087 certificaciones. En promedio estos trámites toman 17 días.
Para el reconocimiento de las edificaciones informales, en cambio, se está revisando la normativa. Jacobo Herdoíza, secretario de Territorio de Hábitat y Vivienda de Quito, mencionó que se estudian mecanismos para que las personas obtengan créditos para hacer las mejoras.