Desde El Panecillo se tiene una vista privilegiada tanto del centro como del sur de Quito. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Un pan pequeño. Así es como la loma donde descansa la Virgen de Quito se mira desde lejos, por eso, en la época de la Colonia la bautizaron El Panecillo. Hoy es el hogar de unas 11 000 personas que habitan en 14 barrios asentados en las laderas de esta elevación.
El Panecillo es sinónimo de patrimonio y de turismo, pero también de inseguridad y vulnerabilidad. Para llegar a la cumbre a pie y visitar los puestos de venta de artesanías y el patio de comidas, hay que subir unas escalinatas que empiezan en la calle Ambato, en el Centro. A pesar de que se colocaron dos cámaras de videovigilancia en la parte baja de la loma, los asaltos no han cesado.
María Paredes, quien vive allí desde que era soltera y hoy tiene dos hijos y cinco nietos, cuenta que los delincuentes (muchos de ellos vecinos) esperan en las esquinas poco iluminadas a los turistas y los asaltan. Incluso atracan a quienes suben en auto, más aún si hay tráfico. Cuando se asoma a la ventana y ve sospechosos -dice- llama a la Policía para que la fama de zona peligrosa de su barrio termine y los vecinos puedan apostar al turismo.
De 652 912 turistas que llegaron a Quito el año pasado, 73 656 visitaron este lugar. Sin embargo, más allá de los negocios ubicados en la cima, no hay movimiento comercial.
Los locales se limitan a 11 tiendas pequeñas y un restaurante elegante ubicado en la parte alta, a pesar de que desde ningún otro lugar se puede observar a Quito como desde los miradores de El Panecillo.
Los dos espacios destinados para mirar el centro y sur de la capital son peligrosos. Se volvieron punto de encuentro de alcohólicos, por lo que los turistas no se detienen allí.
Rosalba Rodríguez es una de las vendedoras de artesanías de El Panecillo. Atiende de 10:00 a 23:00. Foto: Evelyn Jácome / EL COMERCIO
La clave, para Martha Bustillos, es la organización barrial y los emprendimientos. Junto a 15 vecinas presentaron un proyecto para abrir una cafetería y recibieron cursos sobre atención al cliente, pero no consiguieron un local para funcionar, pese a que hay una construcción abandonada que sirve de escondite de ladrones.
El barrio tiene otros problemas. Hay falta de iluminación en las escalinatas que nacen en San Diego y en la García Moreno y en tres canchas de la zona. El sendero que sale desde la 5 de Junio y pasa por las antiguas lavanderías también está abandonado. Además, todavía hay perros callejeros.
Luis Bustillos, presidente del comité barrial, cuenta que forma parte de un equipo de líderes barriales y están trabajando con el Municipio. Los vecinos están abiertos a capacitarse e iniciar emprendimientos en sus casas, de tal manera que la calle Aymerich esté rodeada de negocios donde los turistas puedan subir, consumir y disfrutar sin miedos.
Los moradores piden al Municipio de Quito que les entregue una escuela que hoy está vacía, para poder abrir algún negocio comunitario.
Raúl Codena, director del Instituto Metropolitano de Patrimonio, indica que se lleva a cabo un trabajo interinstitucional entre IMP, Instituto Metropolitano de Planificación Urbana, Agencia Metropolitana de Control, Empresa de Agua Potable y Quito Turismo para rehabilitar El Panecillo, con una inversión de USD 3 millones. En el momento trabajan en los procesos de contratación; se espera que la obra se inicie en diciembre y que su construcción tome 4 meses.
La intervención arrancará en la calle Ambato, desde las escalinatas de la García Moreno, donde se realizarán trabajos de infraestructura, soterramiento de redes, mobiliario urbano, señalización turística y rehabilitación de aceras.
Además, se intervendrán las plataformas ubicadas en la Aymerich y se pintarán las fachadas de las viviendas.
Los miradores formarán parte de una ruta turística que se activará con dinámicas culturales y artísticas. Como parte del proyecto de rehabilitación del Centro se recuperará el Hospicio San Lázaro, que tiene 350 años de historia y que se levanta a los pies de El Panecillo.
Codena señala que se está pensando en hacer un concurso para que la gente proponga actividades en esa edificación patrimonial y se la rehabilite.
La Alcaldía indicó que además hay un proyecto para construir un teleférico con inversión privada que arrancará en el bulevar de la 24 de Mayo y llegará a la Olla de El Panecillo.
El jueves, el alcalde Jorge Yunda se reunió con expertos y con una empresa colombiana interesada en invertir en ese proyecto.Están definiendo los plazos. Se espera recibir propuestas de otras dos empresas hasta fin de año. Los estudios tardarán seis meses y su construcción tomaría un año.