Las motos tendrán 408 sitios exclusivos de estacionamiento en Quito

Las motos bloquean las rampas de acceso en la calle Juan Pablo Sáenz y Amazonas. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Las veredas frente a las puertas de los edificios o detrás de un vehículo estacionado en la calle son los sitios donde Ernesto Andrade deja su moto, cuando realiza sus entregas en el centro-norte de la ciudad.

Su trabajo, como repartidor de todo tipo de accesorios, le obliga a invadir el espacio público porque -afirma- le resulta difícil encontrar un puesto seguro para dejar la moto y bajarse a entregar los encargos. En la Zona Azul tampoco hay lugares disponibles para estos medios de transporte.

La búsqueda de un parqueadero ya es habitual entre las personas que se movilizan en moto en la capital cada día, según Darío Paladines. Él es presidente de la Asociación de Motociclistas del Ecuador (Asomoto) y el principal promotor de una iniciativa que busca adaptar más espacios exclusivos de estacionamiento para las motos en Quito.

El tener que ocupar un lugar no adecuado incluso es molestoso para las mismas personas que usan estos vehículos, asegura Paladines, pero reitera no tener otra alternativa que no implique poner las motos en puntos vulnerables a un posible robo. “A los motociclistas nos han dejado en el último puesto de los usuarios de las vías”, dice.

La idea de tener más estacionamientos para motos recibió el apoyo de la concejala Andrea Hidalgo, en febrero pasado, quien impulsó el proyecto dentro del Municipio para que logre ejecutarse.

El plan de ampliación de plazas para motos dentro del Sistema Rotativo Tarifado (SERT) está en su fase final. Solo falta concluir la etapa de la pintura y señalización, según la Empresa Pública Me­tropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop).

Según el Municipio, en la ciudad hay 68 plazas de estacionamientos públicos exclusivos para estos vehículos de dos ruedas. En cada plaza se puede estacionar una moto. Con este plan se sumarán 340 espacios, y la ciudad contará en total con 408 plazas.

La adecuación de estos sitios se hará en la Zona Azul, según Patricio Racines, director de Estacionamientos de la Epmmop. Indicó que el costo por cada hora para estacionar una moto será el equivalente a la mitad de lo que actualmente cancela el conductor de un vehículo en estos mismos estacionamientos.

Es decir, USD 0,20. “Lo que hemos hecho es una redistribución del espacio. Eso significa que vamos a redistribuir las 340 nuevas plazas”.

Las primeras estarán en seis sectores.

En La Mariscal, por ejemplo, se están adaptando más puestos en las avenidas Colón, 12 de Octubre, Patria, 10 de Agosto, Orellana, La Coruña e Isabel La Católica. Y en La Carolina estarán en las avenidas Naciones Unidas, Amazonas, De la República y Eloy Alfaro.

Como parte de la implementación de este proyecto, se realizó un estudio en el que se identificaron los sitios donde precisamente es más común ver a las motos mal estacionadas en la ciudad.

Los técnicos de la Epmmop encontraron que estos vehícu­los se estacionan en sitios indebidos, como parterres, cruces peatonales, frente a los ingresos de parqueaderos de edificios o sobre las aceras, dificultando así el paso de peatones. También encontraron motos que ocupan un espacio de la Zona Azul, que le correspondería a un auto.

Eso ocurre usualmente en calles como la Salinas, Bogotá, en los alrededores del Mercado Santa Clara, en la Luis Cordero, Ignacio de Veintimilla, Enrique Gangotena y casi en toda la Isabel La Católica.

El contar con nuevos estacionamientos será un alivio para usuarios como Daniel Galvis, quien maneja moto desde hace más de 10 años.

En varias ocasiones él también ha preferido estacionar sobre la acera, porque así vigila la moto de cerca ante el temor de que puedan robarla. Asegura no hallar un estacionamiento seguro en la ciudad.

Para la concejala Hidalgo, ha sido cada vez más visible el aumento de este tipo de automotores en el Distrito, principalmente desde la pandemia.

Muchas familias, indicó, han visto en las motos una herramienta de trabajo para realizar entregas a domicilio que tuvieron un ‘boom’ al inicio de la emergencia sanitaria, debido a las restricciones en la movilidad.

De hecho, Andrade reactivó en esa temporada su negocio de ‘delivery’ ante el aumento de pedidos de quienes no podían salir en auto todos los días y también porque así pudo aumentar sus ingresos mientras dejó de trabajar en una oficina.

Para responder a esa alta demanda de usuarios en la capital, indicó Racines, se acogió este proyecto. Si la demanda de motos aumenta, se evaluará la adecuación de más espacios en otros puntos de la urbe. Paladines espera que esas plazas se implemente en el sector sur.

De acuerdo con los registros del INEC, hasta el 2019 se matricularon 547 828 motocicletas en todo el país. Solo en Pichincha fueron 54 309.

Desde entonces, la cifra ha aumentado. Según los registros de la Asomoto, en el momento hay 70 000 motos solo en el Distrito Metropolitano.

Jeny Bone compró una motocicleta justamente durante la pandemia, en pleno 2020. Lo hizo para poder movilizarse de manera segura, sin tener que subirse a un bus. Su principal miedo fue el contagio.

Ahora la utiliza para movilizarse al trabajo y para realizar todos los trámites.

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