Sin el Metro se aguan las fiestas

La política es una actividad de símbolos, gestos e intenciones. Cada vez que el lenguaje se cubre con estos escudos, el político tiene mayores posibilidades de esquivar, no solo el contragolpe del adversario, sino también el juicio de la ciudadanía...

En estos tres días se pudo comprobar que el proyecto del Metro de Quito no está consolidado. El presidente Rafael Correa se encargó, con sus símbolos y gestos, de revelar su posición frente a la obra más importante en movilidad que espera la ciudad.

El encuentro del Mandatario con el alcalde Mauricio Rodas, en las terrazas de Carondelet, embanderadas con los colores de la ciudad, fue el símbolo de la concordia entre las dos autoridades. Si Correa y Rodas no aprovechaban ese espacio para hablar del Metro, el almuerzo por la quiteñidad era intrascendente. Esta vez, la presencia de la Chilindrina -una protagonista de la comedia latinoamericana- no simbolizó que detrás de ese encuentro iba a haber una noticia feliz. Mas fue la constatación de que apenas se trató de una comida amena.

48 horas después, los gestos del Presidente indicaron que el Gobierno no dará más apoyo para esta obra. Ayer en Calderón, Correa hizo gala de su ironía cuando expresó no solo “que ojalá algún día el metro llegue” a ese sector; sino que “ojalá algún día se haga el metro”. Además, en un canal incautado, su ministro Patricio Rivera explicó las razones por las cuales el plan de financiamiento que el Municipio busca conseguir del Gobierno (al menos USD 350 millones más que los USD 750 ofrecidos al ex alcalde Augusto Barrera) no eran viables. Esta es una mala noticia para la ciudad en estas fiestas.

Resta por saber si la intención del Gobierno obedece a un razonable argumento financiero o a una revancha política. Correa dijo que era “incoherente” que Rodas pida más recursos cuando él plantea reducir impuestos. Ante este gesto, el Alcalde tendrá que responder con solvencia. Ojalá lo haga en la Sesión Solemne por el 6 de Diciembre.

Suplementos digitales