Las autoridades han identificados 11 sectores de Quito con mayor problemas de consumo de licor en la vía pública. Fotos: Eduardo Terán / EL COMERCIO
El consumo de licor en medio de la emergencia sanitaria causada por el covid-19 se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades. Según datos proporcionados por la Agencia Metropolitana de Control (AMC), 591 libadores han sido sancionados desde que comenzó la pandemia hasta la semana pasada en el Distrito Metropolitano de Quito.
Estefanía Grunauer, supervisora general de la AMC, indicó que se han identificado 11 sectores sensibles a esa problemática y se han redoblado esfuerzos para combatirla. Estas son el mirador de Guápulo, La Mariscal, la Whymper, las tribunas de la avenida De los Shyris y del sur, el Centro Histórico, Quitumbe, Chillogallo, Calderón, la avenida Michelena y Cotocollao.
Uno de los puntos en donde ese problema se ha reportado con mayor recurrencia, en las últimas semanas, es el mirador de Guápulo, ubicado atrás del Hotel Quito, en el centro – norte. Todos los viernes, personal de la Alcaldía hace controles allí y en varias oportunidades ha encontrado personas que toman alcohol sin respetar los distanciamientos, ni utilizar mascarillas.
Por ejemplo, el 8 de octubre del 2020 se detectó a varios ciudadanos con botellas de whisky y cerveza. “Este tipo de acciones traen consigo sanciones económicas y además pueden generar contagios de covid-19, poniendo en riesgo la vida de los moradores”, indicó Grunauer.
Lo mismo pasó la noche del 24 de octubre. Ante esa realidad, la AMC hizo un llamado a la gente para que no exponga su salud. Además, recordó que la sanción por esa falta consiste en una multa del 50% de un salario básico unificado (USD 200).
El Centro Histórico es otro sitio en donde se reporta una fuerte presencia de libadores. Un grupo de hombres se dedica diariamente a esa actividad en la pequeña plaza ubicada en las calles Guayaquil y Mejía, atrás de la Iglesia de San Agustín.
El mismo inconveniente se presenta en las plazas de Santo Domingo y San Francisco, así como en la calle Rocafuerte, las inmediaciones del Mercado de San Roque y El Panecillo. Los vecinos de esas zonas indican que los bebedores deambulan por esos sitios a cualquier hora. Algunos se reúnen en la plazoleta de La Victoria para jugar naipes y emborracharse.
Los moradores los consideran focos de contagio debido a que ellos no se protegen y beben licor sin registro sanitario del mismo envase.
Para Grunauer, uno de los temas más preocupantes es que la mayoría de personas sancionadas por libar en los espacios públicos, en medio de la pandemia, son jóvenes.
Señala que durante el último feriado se emitieron 40 actos de inicio (procesos sancionatorios) contra jóvenes que salieron a divertirse en las tribunas de la avenida De los Shyris y del sur. “Muchos de ellos no respetaron las normas, actuaron de forma agresiva. Agredieron verbal y físicamente a nuestro personal”.
Para la funcionaria, “existe una falsa percepción y algunas personas creen que regresamos a la antigua normalidad y no es así. Seguimos en emergencia y el coronavirus no se ha ido”, advierte.
Con preocupación, asegura que en Quito se han reportado 58 029 contagios y 1 675 fallecidos hasta hoy, jueves 12 de noviembre de 2020. Ante esa realidad, la prioridad es reforzar los controles porque la situación es “alarmante”.
Otro problema son las fiestas clandestinas. Por ejemplo, más de 50 jóvenes, en su mayoría menores de edad, fueron encontrados en una reunión que se realizó en el sur de la ciudad la noche del sábado 7 de noviembre, informó la AMC.
La entidad añadió que “no existía distanciamiento ni medidas de bioseguridad por lo que sancionamos al dueño del predio. Realizar este tipo de reuniones pone en riesgo la vida de todos”.
Como medida de prevención, las autoridades han reforzado los controles en las canchas deportivas y parques, principalmente en las que se registran aglomeraciones de gente que consume alcohol.
Estadísticas de la AMC señalan que 10 916 actos de inicio se abrieron a quienes no utilizaron mascarillas en Quito. Para controlar se hacen recorridos en las zonas concurridas y se coordina acciones con el ECU 911.