Quito se convierte en la capital de los solteros. Más personas priorizan su autonomía y desarrollo personal. También posponen el matrimonio u optan por la unión libre sin hijos.
El censo de 2022 revela que el 42,5% de la población se identifica como soltera. Este porcentaje supera al 34% de casados y al 11,9% de personas unidas.
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La cifra es aún mayor en la zona urbana, donde los solteros alcanzan el 43,3%. Además, Quito presenta una proporción más alta de solteros que Guayaquil.
Rodrigo Vega, de 40 años y licenciado en comunicación, trabaja en una empresa de eventos. “No tengo planes de casarme. Disfruto de mi estilo de vida. Puedo viajar y disfrutar de mi tiempo. Tener hijos es una gran responsabilidad. No deseo depender de nadie ni que alguien dependa de mí”. Rodrigo se siente feliz sin hijos y no ve la paternidad como una necesidad. Aunque no está cerrado al matrimonio.
El aumento de matrimonios en Quito es moderado. Entre 2013 y 2023, las nupcias crecieron un 4,8%. La edad promedio para casarse ha aumentado considerablemente. En 1997, los hombres se casaban a los 27 y las mujeres a los 24. Para 2022, estas cifras subieron a 35 y 32 años, respectivamente.
Shirley Vallejo, funcionaria pública de 30 años, comenta: “No tengo un deseo fuerte de tener hijos. Disfruto de mi autonomía. Viví en el extranjero y estoy abierta a nuevas oportunidades laborales”. Ella prefiere enfocarse en su desarrollo personal, incluyendo un futuro doctorado.
Las dinámicas familiares han cambiado
La composición familiar ha cambiado. El último censo reportó 155 513 hogares unipersonales, representando el 18% del total. La mayoría de estos hogares son de hombres (54%).
Shady Heredia, veterinaria y activista por los derechos de los animales de 35 años, vive con su novio y no planean casarse ni tener hijos. “Creemos que no nos genera ningún beneficio. Desde los 17 años dije que no veía mi futuro con hijos; quería estudiar, trabajar y viajar”. Esta idea con el paso del tiempo se ha reforzado. Aunque ha tenido discusiones familiares, afirma que “no se puede tomar esta decisión de forma irresponsable o por presiones”.
Shady señala que para tener un hijo hay que tener condiciones económicas y de salud que deben estar armonizadas. Su preocupación por el planeta también influye en su decisión: “Es problemático traer más vidas por las condiciones que necesitan. Prefiero perpetuar lo que puedo dar a las siguientes generaciones para que tengan una vida digna, sin preocupaciones por crisis de sequías e inundaciones”.
El factor económico incide
La inestabilidad económica incide en las decisiones de permanecer o no soltero. Muchos jóvenes posponen el matrimonio y la formación de una familia debido a ingresos insuficientes.
La tasa de subempleo, en Quito, se ubicó en 15%, mientras que la del desempleo es de 8,8%, en el segundo trimestre de este 2024.
Uno de los rubros que se prioriza antes de casarse es el gasto de la vivienda. Según Marcus Da Fonseca, gerente de Marketing de Plusvalía, el costo de los alquileres en Quito tiene un incremento del 3,2% este año. Un departamento de dos habitaciones cuesta, en promedio, 508 dólares, mientras que uno de tres alcanza los 698 dólares mensuales.
Cumbayá es la parroquia más cara, con un alquiler medio de 680 dólares al mes. Aunque los precios de venta han disminuido en un 1% este año, el costo por metro cuadrado se sitúa en 1 198 dólares, el mínimo histórico desde 2017, que registra Plusvalía.
Un departamento de dos habitaciones tiene un valor promedio de 91 095 dólares y uno de tres habitaciones vale 120 362 dólares.
La capital de los solteros refleja una transformación en las prioridades de su población, donde la búsqueda de autonomía y estabilidad se antepone a las tradiciones familiares.