Feria de pequeños productores en la Plaza Foch en el centro norte de Quito. Foto: Paola Gavilanes/ EL COMERCIO
Todos los sábados, de 10:00 a 19:00, entre 40 y 50 pequeños productores se reúnen en la Plaza Foch para ofrecer sus productos a las decenas de ciudadanos -nacionales y extranjeros- que transitan desde tempranas horas por ese sector.
Bajo cinco carpas de color blanco, hombres y mujeres ofrecen variedades de queso elaborado artesanalmene; bisutería trabajada en metal, piedra, cerámica, flores secas, plata, entre otros materiales; prendas de vestir; adornos para el hogar y oficina.Esos pequeños emprendedores trabajan desde hace algún tiempo en ese sector. Sin embargo, desde hace unos meses ha surgido, coinciden, un mayor interés por parte de la ciudadanía por adquirir ese tipo de productos.
Según Elena Argüello, representante de la Asociación de Artes Aplicadas, eso sucede porque los productos se venden a un precio más económico y justo. “Compran directamente al productor, no hay reventa. Además, conocen al artista o artesano y a los productos que utilizan”.
Con ella coincidió Pablo Tobar, que compró una bufanda en USD 10. “Dentro de una vitrina o local comercial los precios de duplican y hasta triplican. Por eso prefiero buscar estos espacios”.
El propietario del estand donde Tobar compró la bufanda se llama Jesús Morales, quien se vinculó a la feria -que opera todos los sábados del año- hace seis meses. Él, además de bufandas, vende ponchos largos y cortos, con o sin capucha; billeteras, carteras.
Allí, los precios de sus productos oscilan entre los USD 10 y 38.María Elisa Valarezo es otra de las productoras que se unió a la feria. Lo hizo, cuenta, para buscar recursos económicos que le permitan continuar con la preparación de conservas, pues entre semana ella elabora esos productos para venderlos a un grupo de clientes que ya la conocen.
“A veces no se vende mucho, pero lo recaudado me sirve para mantener a mi clientela “.
Valarezo vende pan artesanal y ‘brownies’. Inicialmente, ella arrancó el negocio ofreciendo el producto de dulce, “pero la situación económica que vive el país me motivó a preparar pan”.
De acuerdo con esa productora, el pan se vende más rápido porque es más económico que el brownie, que tiene un costo de USD 1.
Ella elabora 100 variedades de brownies y 20 de ají.