Los moradores del Centro Histórico colaboraron con la limpieza de las zonas de conflicto durante el parto de transporte. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Los daños en Quito por las protestas podrían alcanzar los USD 500 000. A esta conclusión llegó el Municipio la mañana de hoy, viernes 4 de octubre del 2019, durante una rueda de prensa realizada en las instalaciones del Sistema de Emergencias ECU 911 ubicado en el Itchimbía, centro de la ciudad.
El alcalde Jorge Yunda indicó que hay daños en los bienes patrimoniales, especialmente en La Marín y San Blas. En algunos puntos de la ciudad, especialmente en el tramo de la calle Guayaquil desaparecieron 280 vallas de protección con una pérdida de USD 40 000.
La madrugada del 4 de octubre Raúl Codena, director Ejecutivo (e) del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP); Sandy Campaña, administradora de la Zona Centro; y Katerine Herrera, de la Agencia Metropolitana de Control, con el acompañamiento de la Policía Nacional, recorrieron el Centro Histórico para constatar las zonas afectadas por las manifestaciones y actos vandálicos del 3 de octubre.
Los daños en Quito por las protestas podrían alcanzar los USD 500 000. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Después de una evaluación general, se verificó que existe un alto grado de destrucción a la propiedad pública y privada, con afectación al espacio público y bienes patrimoniales: semáforos rotos, adoquines levantados, rejas, rejillas, tapas de alcantarilla y sumideros sustraídos; bolardos rotos, paredes grafiteadas, jardineras destruidas, puertas vandalizadas, mobiliario urbano destruido, grafiteado y removido de su sitio original. Paradas del sistema metropolitano de transporte afectado.
Gran parte de los bienes fueron recientemente intervenidos por el IMP. Codena rechazó el resultado del primer día de protestas en Quito. “Nos sentimos indignados porque esto no es una afectación no solo a la pared, sino a nuestra historia; después del recorrido realizado podemos estimar que se requiere aproximadamente USD 200 000 para reconstruir los espacios afectados, costo que tiene que asumir el IMP”.
Producto de la primera evaluación de daños al Centro Histórico, las autoridades municipales se percataron que se ha arrancado objetos patrimoniales e incluso se usaron herramientas para desprender luminarias. “Existe agresión a la mampostería sobre todo en la calle Guayaquil, afectaciones con grafitis en la piedra patrimonial y recalco el grado de dificultad que tiene el retiro de pintura en la piedra que tiene más de 300 años, lo cual es muy costoso”, agregó Codena.
Las autoridades informaron que hay daños La Marín y San Blas, en el centro de Quito, en las estaciones de servicio de transporte municipal. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
La Marín es una zona recientemente intervenida, allí se identifican daños en luminarias que han sido forzosamente retiradas, grafitis en los muros recién enlucidos y pintados, así como en las paradas de la Metro vía y Ecovía, afectación a la gasolinera en donde se ha derrumbado la valla de seguridad que rodeaba el predio, semáforos destruidos, señalización removida.
En la zona aledaña al Coliseo Julio César Hidalgo las jardineras fueron destruidas al parecer con el uso de herramientas para convertirlas en escombro que serviría como material para la protesta, se evidenció la presencia de gran cantidad de sacos de tierra.
En San Blas, el Mercado Central, recientemente intervenido y pintado está grafiteado, el Regimiento Quito Manuela Sáenz tiene gran parte de sus ventanas rotas. En la plaza de San Blas las luminarias están rotas, el mobiliario se ha removido y existe grafiti vandálico en paredes, paradas, piso, jardineras y monumentos.
En la Plaza del Teatro se constató el piso destruido, rejillas sustraídas, grafitis en la fachada del Teatro Sucre, destrucción de una caseta de seguridad del Metro, remoción de mallas metálicas de la obra del Metro, una cantidad descomunal de escombros.
El Cabildo informó que hay alto grado de destrucción a la propiedad pública y privada. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
La Empresa Municipal de Aseo (Emaseo) reportó que 100 contenedores fueron dañados e incendiados. Estos habían recibido rehabilitados hace pocos días.
Entre los destrozos que sufrió Quito se detectó el daño de cámaras, fotoradares e incluso, en el pozo número 7 del Metro de Quito, se robaron materiales y se quemaron las vallas de protección.
El Cuerpo de Bomberos de Quito indicó que una de sus camionetas de logística fue agredida, de igual forma un bus que trasladaba personas sufrió la rotura de vidrios y espejos.
Los vecinos del Centro Histórico rechazaron los hechos de violencia que se registraron durante las manifestaciones. “Solo vinieron a hacer daño, lamento lo que pasó y rechazo el vandalismo. Vimos cómo destruyeron los bienes públicos”, manifestó Mónica Lobato, moradora de las calles Flores y Mejía.
Al recorrer por la calle Guayaquil, lo primero que se percibe es un ligero olor a gas lacrimógeno. Hoy por la mañana, algunos transeúntes estornudaban y caminaban apresurados con dirección a sus trabajos. Agentes metropolitanos tomaban fotos a los bienes patrimoniales deteriorados y llenaban unas hojas detallando lo que se había destruido.
En algunos puntos de la ciudad, especialmente en el tramo de la calle Guayaquil desaparecieron 280 vallas de protección con una pérdida de USD 40 000. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Por ejemplo, los pisos de piedra y gradas junto al Teatro Sucre. También las rejas y tapas del alcantarillado. Lo mismo con las cerámicas de las aceras. Los semáforos de la Guayaquil y Esmeraldas fueron destruidos, pues “desadaptados” rompieron la caja que alberga a las luces.
Sobre la calzada de esa calle había piedras, palos, plásticos. Las rejas de las alcantarillas fueron desprendidas en las calles Oriente y Esmeraldas. Las paredes fueron destruidas ya que los manifestantes extrajeron de allí piedras para arrojarlas a los policías. Las puertas corredizas de los locales se encontraban aplastadas y grafiteadas.
Napoleón Esparza es propietario de un hotel localizado en la Guayaquil y Oriente. Se quejó de que la fachada de su inmueble fue destrozada. “Hubo daños como nunca antes, solo vandalismo. Rompieron aceras, un hidrante y la casa de al frente”.
Humberto Vaca vive en la Benalcázar y Espejo, en donde funciona también su restaurante. Asegura que su negocio se encuentra parado. Cuestionó la destrucción de las propiedades y le parece inconcebible que vándalos rompan las paredes para hacer piedras. “No es manifestación, sino vandalismo”.