Maquinaria especial fue utilizada para remover la roca grande del talud de la av. Simón Bolívar, frente al mirador de Cumbayá. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
Las autoridades municipales habían anunciado que la avenida Simón Bolívar permanecería cerrada durante cuatro horas, mientras se retiraba una roca que significaba un potencial riesgo para los usuarios de la vía. Sin embargo, estas tareas realizadas el pasado 8 de enero del 2020 se prolongaron por 10 horas.
Esa extensión en el tiempo de los trabajos, más los problemas de congestión vehicular en varios puntos de la ciudad despertaron cuestionamientos de los usuarios y observaciones al proceso, que difundieron en redes sociales personas como el concejal Bernardo Abad.
Pese a que 100 agentes de tránsito montaron un operativo en puntos como Monteolivo, av. Guayasamín, Ruta Viva, E28, conector de Alpachaca, Ruta Collas, Panamericana Norte, Carcelén, Miravalle, Nayón, Guápulo, 6 de Diciembre, las hileras de vehículos se formaron en varios puntos, debido a que la gente no lograba llegar a sus destinos, por el cierre en la Simón Bolívar, en los alrededores del mirador de Cumbayá.
El concejal Abad solicitó hoy, jueves 9 de enero del 2020, a Mauricio Rosales, gerente de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) una copia de los informes técnicos realizados para retirar la roca y del análisis técnico que se realizó para decidir cuándo se haría ese trabajo “considerando las afectaciones a la movilidad en un día en el cual se desarrollan actividades laborables en Quito”.
La Epmmop explicó durante el proceso y en su finalización que las tareas requirieron de cinco etapas, entre las que estaban excavaciones, perforaciones con martillo neumático, expansiones a presión y riego con chorros de agua de una autobomba del Cuerpo de Bomberos de Quito.
Este Diario consultó con Fabricio Yépez, vicedecano de Ingeniería de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), sobre su percepción del procedimiento empleado por la empresa municipal. Como especialista en estructuras y obras de protección de taludes, señala que se pudo haber estudiado un poco más la situación de la roca, para tomar otra opción. Pero considera que la Epmmop apuró el proceso para evitar un riesgo mayor para los usuarios de la vía.
Según su criterio, siempre se tiene que analizar la posibilidad de que los taludes que dan a una carretera sufran de erosión e inestabilidad. “Debe monitorearse continuamente y antes no se cumplía. Esto solo se ha hecho en Ecuador en las últimas dos décadas”.
Yépez dice que la técnica que usaron inicialmente en este caso era la adecuada si la roca no hubiese estado adherida al talud, pero aparentemente, los técnicos se dieron cuenta luego. “Se pudo poner microexplosivos pero eso requería mayor programación”, señala, pues podía tomar algunos días hacer un análisis y planificación más extensa. El especialista cree que se apuró el proceso para minimizar el riesgo.
Agrega que tomando en cuenta que ya se han identificado unos 50 puntos de riesgo en la avenida Simón Bolívar, el Municipio debería analizar uno por uno el tipo de suelo y los potenciales problemas que podrían presentarse, para realizar obras de mitigación, que pueden incluir colocación de estructuras de sostenimiento de taludes inestables o erosionados.