Desde que las reuniones son virtuales, el Concejo, ubicado en el edificio de la Alcaldía (Centro Histórico), luce vacío. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
En sus manos, así como en las del Alcalde, está el futuro de la capital. El Concejo Metropolitano de Quito, conformado por 21 ediles, es el encargado de la tarea legislativa para la aprobación de ordenanzas y resoluciones que rigen en la ciudad.
Desde su conformación, en mayo del 2019, hasta el momento, el Concejo ha dado tratamiento a 137 proyectos de ordenanza, 111 de ellos propuestos por los actuales concejales. El resto venía rezagado de la administración pasada.
Luego de analizar las iniciativas, 109 fueron aprobadas. La mayoría (81) tiene que ver con regularizaciones de los asentamientos, que se enmarca en el eje territorial.
Solo una propuesta ha sido rechazada por no alcanzar los votos necesarios: la de incentivos tributarios temporales para mitigar efectos de la pandemia. Las otras propuestas siguen siendo analizadas.
En el Concejo, el bloque de la agrupación política Fuerza Compromiso Social, identificada con el expresidente Rafael Correa, tiene mayoría: ocho concejales. Ellos son los únicos que suelen presentar propuestas como bloque.
Mónica Sandoval, miembro de la denominada Revolución Ciudadana, asegura que ninguno de los ediles de este partido ha ingresado ordenanzas de manera particular.
Una de las iniciativas más importantes que han presentado tiene que ver con la reforma al Código Municipal en lo referente a corridas de toros, que se complementó con la prohibición del maltrato animal.
El resto de ediles suelen presentar iniciativas de acuerdo con intereses individuales.
El Alcalde cuenta con tres concejales de su partido Movimiento Unión Ecuatoriana: René Bedón, Santiago Guarderas y Marco Collahuazo. De hecho, la gran mayoría de ordenanzas presentadas y aprobadas vienen de este grupo.
El edil que más propuestas ha presentado y han sido aprobadas es el vicealcalde Santiago Guarderas. Entre las cinco normativas, están el cierre del proceso de regularización de taxis y la del transporte que va por la av. Simón Bolívar.
Ambos procesos permanecieron abiertos por años y se vieron empañados por supuestos actos de corrupción en la Alcaldía pasada.
Isaac Byun, prosecretario general del Concejo Metropolitano, explica que el trabajo de un edil no se puede medir por el número de propuestas presentadas, sino también por su desempeño dentro de las comisiones y como fiscalizador.
Según la Secretaría del Concejo, la comisión que más se reunió hasta diciembre del 2020, es la de Uso de Suelo, seguida de Presupuesto, Movilidad, Igualdad y Turismo.
No obstante, hay ordenanzas que llevan mucho más trabajo estructurar, como la del Sistema Integrado de Transporte que se vino dilatando por años y se aprobó en diciembre pasado. Además de sesiones de la comisión, se realizaron mesas de trabajo con actores sociales, gremios y expertos.
Omar Cevallos (Concertación) es uno de los 11 ediles que no tienen ordenanzas aprobadas, pero es miembro de las comisiones de Presupuesto y Movilidad. Se ha involucrado en temas como reorganización de rutas y frecuencias, tarifa y sistema de recaudo.
Está trabajando en el Plan Metropolitano de Desarrollo y Ordenamiento Territorial que define el modelo deseado de ciudad, que está listo.
Luz Elena Coloma (Creo) es una de las ediles que participa más activamente en las sesiones y se ha destacado en la tarea fiscalizadora. Fue ella quien dio la voz de alerta al Concejo por el problema del procesamiento de las pruebas que adquirió el Municipio.
Su despacho colaboró con la Comisión de Conectividad para aprobar una ordenanza de provisión de Internet y está trabajando en una normativa de soterramiento de cables.
En su comisión se logró que el Ministerio de Cultura emita una resolución mediante la cual se reconoce todas las declaratorias de Patrimonio hechas por Quito para que entren al Sistema Nacional de Áreas y Bienes protegidos. No obstante, está entre quienes menos ordenanzas aprobadas tiene.
El analista Gerardo Silva considera que muchas veces las ordenanzas quedan solo en el papel. Lo que se necesita -dice- es buscar mecanismos para que la gente conozca y respete las que existen, y que el Concejo deje de velar por intereses políticos y trabaje por Quito.