20 alarmas instaladas en tres valles

alarmas del SAT

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En el sector de Playa Chica 2, en el valle de Los Chillos, se instaló una de las alarmas del SAT Metropolitano. Foto: Pavel Calahorrano / EL COMERCIO

En los valles de Los Chillos y Tumbaco hay sectores en riesgo. La posibilidad de que lleguen lahares provenientes del Cotopaxi mantiene preocupada a la ciudadanía.

El Municipio estructuró un sistema de alarmas tempranas (SAT) para mejorar la prevención ante una posible erupción. Están por definirse los mensajes y los códigos de sonidos que se utilizarán para la activación de los parlantes; también se debe definir quién será el encargado de manejar el SAT.

El equipo está conformado por parlantes, alarmas, cámaras infrarrojas y una consola. Operadores manejarán el SAT desde el Comité de Operaciones de Emergencia (COE), ubicado en el parque Itchimbía.

Ayer, se informó que están instaladas tres alarmas en los sectores de Playa Chica 2, La Armenia y Liceo Naval, en el valle de Los Chillos. Este jueves se realizarán pruebas de campo para conocer cómo funciona.

Aún falta instalar alarmas en la entrada a El Nacional, Guangopolo y Cununyacu, en el valle de Tumbaco. Su instalación ­será hasta el 3 de octubre.

Este jueves se realizarán pruebas de campo y el domingo se enlazarán las alarmas de Los Chillos y de Tumbaco.

El alcalde Mauricio Rodas indicó que hay un protocolo para el uso del SAT. Cuando ocurra una emergencia, activarán las alarmas luego de recibir la orden del “ente regulador de Gestión de Riesgos a escala nacional”, expresó.

El Burgomaestre precisó que se usará el sistema para realizar simulacros que empezarán desde este lunes. “Necesitamos que conozcan la voz de quién operará el sistema, cómo funcionará y saber qué mensajes se van a emitir”.

Inés Uquillas, moradora de Playa Chica 2, dijo que la instalación del sistema es un avance para la prevención, pero pidió que se haga de manera urgente un simulacro integral. “Va a ser todo un relajo, porque solo hemos hecho por sectores”, apuntó esta adulta mayor.

Parte del sistema está integrado por seis alarmas electrónicas que están en lo alto de torres metálicas de 15 metros.

Las alarmas están conformadas por sirenas cuyo sonido oscila entre 115 y 121 decibeles; es decir, se asemeja al ruido ocasionado por el despegue de un avión comercial.

Las bocinas tienen la capacidad de emitir mensajes pregrabados o en tiempo real. Estos audios pueden ser escuchados a 2,5 kilómetros a la redonda.

Todas las torres tienen luces estroboscópicas (destellos cortos) que permitirán ubicarlas en la noche y tener algunos puntos de referencia.

También tienen cámaras infrarrojas. La señal se enviará a los operadores que manejarán la consola en el COE. Todo el sistema costó USD 240 000.

La Secretaría de Seguridad calculó que existen 36 000 personas que viven o desarrollan actividades comerciales y de estudio en las zonas de influencia de los lahares.

Además, estimó que este material llegaría en 50 minutos a los valles. El tiempo para que los quiteños vayan a un punto seguro o a un albergue oscila entre 15 y 30 minutos.

Quito se sumó a los municipios de Mejía y Rumiñahui en tener un SAT. En los próximos días habrá simulacros conjuntos para ponerlos a prueba.

Diego Trujillo, director de Gestión de Riesgos de Rumiñahui, detalló a este Diario que adquirieron un sistema conformado por 10 sirenas que están ubicadas en las zonas sensibles. También se compró una cámara infrarroja que estará en el sector de La Caldera, sobre el río Pita, que vigilará el aumento del caudal. Este equipo tuvo un costo de USD 480 000.

Mejía
adquirió un sistema similar. Habrá cuatro sirenas y parlantes en Santa Ana del Pedregal, Loreto del Pedregal, El Chaupi y control norte del Parque Nacional Cotopaxi. En este último punto también habrá una cámara de videovigilancia. El costo fue de USD 82 000.

En los próximos días se ejecutarán simulacros con la presencia de autoridades.

No olvide

Las sirenas sonarán en los sitios que pudieran ser afectados por los lahares, en las cuencas de los ríos Pita, San Pedro y Santa Clara, en ambos valles.

Las personas que viven cerca de las alarmas no sufrirán ­daños en sus oídos. Pese a que el sonido es fuerte (115 decibeles), están a 15 metros del suelo.

En caso de corte de energía eléctrica, el sistema seguirá funcionando, ya que cuenta con paneles solares y mecanismos manuales para activarlo.

Los moradores deben prestar
atención a los mensajes que se emitan por los altavoces. Con las cámaras de vigilancia se verán anomalías en una evacuación.

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