La inauguración del parque Qmandá generó una nueva ilusión para los dueños de predios y locales comerciales de la parte baja de la calle La Ronda, en el Centro Histórico. Unos 50 metros hacia abajo del conocido Puente de los Gallinazos, hay una decena de negocios afectados , en principio, por el cierre de la exterminal terrestre.
Además, tampoco tuvieron un impacto directo tras la rehabilitación de esta tradicional calle que finalizó en el 2006.
Los turistas nacionales y extranjeros no iban más allá del cruce con la Maldonado. Son cerca de 4 000 turistas que van los viernes y sábados.
Con la apertura del nuevo complejo recreacional, los comerciantes de este tramo esperan que las actividades comerciales se reactiven.
Esta expectativa, en parte, se debe a la masiva asistencia que registró el Qmandá el fin de semana pasado: aproximadamente 60 000 personas. Las ventas que reactivó esta gran concurrencia fue evidente: varios locales de la llamada parte baja estuvieron llenos.
Juan Carlos Mendoza, propietario del local El Puente de Piedra, ubicado en la calle Juan de Dios Morales y Paredes, cuenta que hace dos años abrió su negocio. Lo hizo para dar una opción a las personas que no encontraban un espacio en los restaurantes, cafés o bares de la parte alta de la calle.
Sin embargo, uno de los problemas que afectó su plan inicial fue la inseguridad. “Esto era caótico. Si alguien pasaba del puente, era necesario que Dios le ayude”. Pese a esto, con la inauguración del Qmandá, Mendoza emprendió un nuevo reto para atraer a un público objetivo distinto: deportistas y familias en general.
Por esto, atiende su negocio desde las 08:00, y oferta desayunos, jugos naturales, aguas y alimentos saludables. Los viernes y fines de semana, en cambio, pone énfasis en platos tradicionales como empanadas de viento, pristiños, morocho, entre otros. Aunque, confiesa, esperará cinco meses para tener más certeza de cuál será el flujo de personas que visiten el complejo recreacional.
A pocos metros de su local, bajo una cubierta hecha de madera que da un toque elegante al lugar, está el negocio El Viejo Cumandá, de Miriam López. En su caso, ella se adelantó seis meses a la apertura del parque urbano. “Empezamos a atender cuando todavía estaban construyendo el Qmandá”. En ese tiempo, palpó la poca cantidad de personas que se aventuraban a bajar hasta el lugar. Pero ahora, dice, todo será distinto. En su caso, expenderá productos de confitería tradicional, especialmente espumilla. “Queremos que la juventud sepa cuáles eran las golosinas de antes”. También ofrecerá jugos naturales.
López confía que se dé un mayor movimiento, no solo económico, sino también turístico, lo que será beneficioso para comerciantes y también moradores de este tradicional barrio del Centro. “Esperemos que la gente cuide las obras y no destruyan las instalaciones”.
En el límite occidental del complejo recreativo se encuentra el restaurante La Tropicana, que reabrió sus puertas el viernes pasado luego de cinco años de inactividad.
Gabriela Hurtado, su representante, contó que el negocio formó parte del hostal que llevó el mismo nombre, y que tuvo su apogeo cuando todavía operaba la exterminal terrestre. Con el cierre de sus operaciones, dijo, el local se vino abajo. Pero el fin de semana pasado decidieron reabrir las puertas del establecimiento y expendieron comida rápida a cientos de personas que salieron del Qmandá.
Ahora, llevarán a cabo un plan para ampliar el menú a comida tradicional e internacional. Además, remodelarán el hostal para atraer, sobre todo, a turistas extranjeros. “Tenemos grandes expectativas por el flujo de personas que llegan diariamente al sector”.
Los vecinos de barrios aledaños al Qmandá, como La Loma Grande, también esperan que con la apertura del parque los visitantes recorran los atractivos y establecimientos que hay en ese barrio tradicional.
Así lo dijo Abel Gallegos, propietario del Café Taller La Beata. “Este complejo dará un respiro al Centro y servirá para que la gente visite más sitios y locales sin el temor de antes”.
Así, comerciantes y vecinos esperan ver los beneficios.
En contexto
El eje que forman San Roque, 24 de Mayo, La Ronda y el Censo se enmarca en un proyecto de recuperación de esta parte del Centro. En los dos extremos, al oeste (el expenal y el mercado) y al este (la quebrada) hay tareas pendientes para consolidar este proyecto de recuperación urbana.
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