En Quito, 34 664 personas de entre 18 y 35 años no tienen trabajo fijo y 257 256 están subempleadas, según el último censo. Carola Zaragoza es ingeniera comercial, graduada en la Escuela Politécnica del Ejército y desde hace dos años nadie la contrata. Se ha presentado a más de 30 entrevistas y aún sigue esperando la llamada por teléfono.
“Me piden que tenga mínimo tres años de experiencia en mi especialidad”. Un requisito difícil de cumplirlo, porque se graduó hace dos. A sus 26 años es madre soltera y en su opinión también es un impedimento para conseguir trabajo. “Hay empresas donde me han preguntado si tengo cargas familiares. Es increíble”.
Una realidad parecida vive Carlos Morocho. Tiene 19 años, estudia Informática y busca empleo desde hace dos meses. La principal traba para ubicarse ha sido no disponer de tiempo completo para trabajar. “Yo me costeo mis estudios y necesito emplearme, pero no me entienden”.
El 64% de desempleados que hay en Quito son jóvenes (ver infografía). Para Mónica Mancheno, decana de la Facultad de Economía de la Universidad Católica, hay dos causas fundamentales: la condición económica y el bajo nivel de educación.
“Muchos jóvenes apenas terminan el bachillerato. No cuentan con los recursos para educarse y ahora los parámetros del mercado laboral son exigentes”.
Reconoce que el sistema educativo superior es incompatible con el nuevo perfil laboral que ahora exigen las empresas.
Desde hace dos años, Zaragoza no falta a las ferias de empleo, está pendiente de los anuncios de los periódicos y de las páginas que ofrecen trabajo en la Internet. Aún no puede independizarse de sus padres, quienes le ayudan con la crianza de su hija.
En la empresa Dimabru, que elabora productos de limpieza, el 95% del personal está en el rango de edad de entre 18 y 35 años.
William Taco, director ejecutivo de la empresa, asegura que la edad y la preparación son requisitos fundamentales para la contratación. “Es necesario que tengan una preparación académica para las áreas de atención al cliente e inventarios. No solo los administrativos deben tener conocimientos básicos de computación y contabilidad, principalmente”.
Andriana Espinel tiene 27 años, es bachiller en Contabilidad y ya lleva seis meses buscando trabajo. Dejó su cargo de cajera en un supermercado y no ha podido ubicarse en otro empleo. De a poco va perdiendo la esperanza. “Cuando voy a las entrevistas me piden que me quede un par de horas para evaluarme. Luego, nunca me llaman. Es una pérdida de tiempo para mí”.
Paulina Paz, gerenta de la Red Socio Empleo del Gobierno, comenta que el desempleo juvenil responde a un tema estructural del mercado laboral a escala mundial y no es exclusivo de la ciudad ni del país. La razón: cada vez exigen niveles de preparación académica más altos.
María Elena Lisituña tiene 35 años. El martes acudió a las oficinas de Socio Empleo, ubicadas en las avs. 6 de Diciembre y De los Granados. Fue por recomendación de una amiga. En la mañana, tomó un turno, se acercó a una ventanilla y dejó su hoja de vida. Luego de una ligera entrevista, la persona que la atendió le dijo que de acuerdo con su perfil enviará su carpeta a las empresas que podrían requerir de sus servicios.
Su experiencia laboral es de recepcionista, cajera y atención al cliente en agencias de turismo. Estudió hasta cuarto curso. Abandonó el colegio por la falta de recursos económicos y hasta ahora no ha podido retomarlos. “Nunca he tenido un trabajo estable, me hace falta preparación universitaria. Hasta me he desempeñado como empleada doméstica”.
Jaime Rivadeneira tiene 30 años y trabaja en una agencia de turismo. Busca un nuevo empleo, porque tiene otras aspiraciones salariales. “Me ven joven y ofrecen pagarme poco”.
Zaragoza y Morocho visitaron ayer la Feria de Oportunidades Laborales y Conquito, respectivamente. Dejaron sus carpetas y mientras esperan la llamada por teléfono, ya alistan otra hoja de vida para entregar en otro lugar.
Empleo en la ciudad
Oportunidad laboral. Las empresas públicas y privadas de la ciudad dan empleo al 27% del total de la población trabajadora del Ecuador. Además, Quito concentra el 18% de la Población Económicamente Activa del país.
Campo laboral. Actividades profesionales, científicas y técnicas, con el 50% de empleo nacional, posicionan a Quito como un lugar donde el conocimiento tiene un rol en la estructura productiva. Además, las panaderías ocupan el mayor número de locales instalados.
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