Para mí la libertad es el don más preciado que tiene la humanidad. Es la oportunidad de satisfacer todas las necesidades elementales, como comer, sentir, trabajar, etc., que nos permita desarrollarnos como personas, sin patrones, ni gamonales. Pero solo se puede mantener esa libertad cuando cumplimos bien nuestras obligaciones y responsabilidades. Y, también, cuando respetamos la honra y el buen nombre de los demás.Únicamente se puede alcanzar la libertad con educación. Ese es el camino porque un pueblo educado es un pueblo libre. Yo estudié en ese semillero de educadores llamado Normal Juan Montalvo, en Quito. Cómo no recordar a los maestros que nos inculcaban educar a los estudiantes con el ejemplo. Ahí fuimos formados para ser verdaderos maestros. Los profesores actualmente se forman por necesidad (de un trabajo) y no por vocación. Nosotros seguimos el pensamiento de nuestro patrono, Juan Montalvo, que fue un adalid de la libertad. Redacción Sierra Norte.